“El Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo”

Oración inicial

Espíritu Santo, fuente de luz y guía, ven a nosotros en este tiempo sagrado de Cuaresma. Te invocamos para que nos conduzcas por el camino de la renovación espiritual, tal como guiaste a nuestro Señor Jesucristo al desierto. Te pedimos que ilumines nuestros corazones, revelando las áreas de nuestra vida que necesitan tu transformación. Concédenos la gracia de la humildad para reconocer nuestras faltas y la fortaleza para resistir las tentaciones que nos alejan de la voluntad de Dios. Que tu presencia nos consuele en la soledad, nos fortalezca en la debilidad y nos inspire a vivir con mayor fidelidad el Evangelio. Amén.

LECTURA (¿Qué dice la Palabra? Leer el texto bíblico dos o tres veces)

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”». Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Palabra del Señor.

Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo: 

  • El texto menciona que Jesús fue “llevado por el Espíritu” al desierto. ¿Qué nos revela esta acción sobre la relación entre el Espíritu Santo y Jesús? ¿Cómo podemos aplicar esta idea a nuestra propia vida, especialmente en momentos de prueba?
  • Cada tentación del diablo está relacionada con una necesidad humana básica (comida, poder, seguridad). ¿Cómo respondió Jesús a estas tentaciones? ¿Qué nos enseñan sus respuestas sobre la importancia de la Palabra de Dios y la fidelidad a ella en momentos de vulnerabilidad?
  • El diablo ofrece a Jesús “el poder y la gloria de todos los reinos del mundo”. ¿Qué significa esto en el contexto del ministerio de Jesús? ¿Por qué Jesús rechazó esta oferta? ¿Qué nos enseña esto sobre el verdadero significado del poder y la gloria en el Reino de Dios?
  • En la tercera tentación, el diablo cita las Escrituras para intentar engañar a Jesús. ¿Qué nos enseña esto sobre la importancia de interpretar correctamente la Palabra de Dios? ¿Cómo podemos evitar el uso indebido de las Escrituras para justificar nuestros propios deseos?
  • El texto concluye diciendo que el diablo “se marchó hasta otra ocasión”. ¿Qué nos sugiere esto sobre la naturaleza de la tentación? ¿Cómo podemos prepararnos para futuras tentaciones y mantenernos firmes en nuestra fe?

MEDITACIÓN (¿Qué me dice la Palabra?)

En el umbral de la Cuaresma, el relato de Lucas 4, 1-13 nos ofrece una profunda reflexión teológica sobre la naturaleza de la tentación y la victoria de Cristo. Jesús, el Hijo de Dios, lleno del Espíritu Santo, es conducido al desierto para ser tentado por el diablo. Este episodio no es una mera prueba de su divinidad, sino una manifestación de su humanidad, una solidaridad con nuestra propia lucha contra el mal. En el desierto, Jesús se enfrenta a las mismas tentaciones que acechan a la humanidad desde el principio: el deseo de poder, la búsqueda de seguridad y la idolatría del ego. Sin embargo, a diferencia de Adán y Eva, Jesús vence la tentación apoyado en la Palabra de Dios, revelando que la verdadera libertad reside en la obediencia al Padre.

La tentación, en su esencia, es una invitación a desviarnos del camino de la verdad y el amor. Es una seducción que nos ofrece atajos, soluciones fáciles y gratificaciones inmediatas, pero que nos aleja de nuestra verdadera vocación. El diablo, como un hábil estratega, conoce nuestras debilidades y nos tienta con aquello que más deseamos: la seguridad material, el reconocimiento social y el control sobre nuestras vidas. Nos susurra al oído que podemos ser dioses, que podemos tenerlo todo, que podemos evitar el sufrimiento y la cruz.

Las tentaciones en nuestra vida cotidiana se manifiestan de formas sutiles y poderosas. Nos seducen con la promesa de felicidad en el consumo, el poder y los placeres efímeros, alejándonos de lo esencial. La duda sobre la presencia de Dios se intensifica en momentos de dificultad, desafiando nuestra fe. La Cuaresma nos llama a un examen profundo, a reconocer estas tentaciones y a fortalecer nuestra voluntad con la Palabra de Dios, la oración y la confianza en la gracia divina. Renunciar a las falsas seguridades y abrazar la cruz nos conduce a la verdadera vida, donde el sacrificio se transforma en entrega y amor.

Este primer domingo de Cuaresma nos recuerda que la lucha contra la tentación es un camino continuo, una elección constante entre el bien y el mal. Siguiendo el ejemplo de Jesús, encontramos la fortaleza para vencer y vivir en la libertad de los hijos de Dios. Que este tiempo de gracia nos transforme, renovando nuestro compromiso de seguir a Cristo por medio de una conversión sincera.

ORACIÓN (¿Qué me hace decir a Dios la Palabra)? De manera espontánea los hermanos pueden hacer una oración en voz alta a partir de lo reflexionado. También pueden pedir por necesidades particulares o de la comunidad).

CONTEMPLACIÓN (Dios me mira y yo lo miro)

Claro, vamos a contemplar Lucas 4:1-13.

Imagina el desierto, vasto y silencioso. Jesús, guiado por el Espíritu, se adentra en esta soledad. Siente el sol abrasador, la tierra reseca bajo sus pies. Cuarenta días pasan, un tiempo de profunda comunión con el Padre, pero también de extrema vulnerabilidad. El hambre lo consume, y en ese momento de debilidad, la tentación se presenta. El diablo, astuto, le ofrece alivio inmediato, poder terrenal, seguridad espectacular. Pero Jesús, con una fuerza que trasciende su fatiga, responde con la Palabra de Dios. Cada tentación es un eco de las nuestras, cada respuesta de Jesús, un faro en nuestra propia lucha. Contempla la calma y la determinación en su mirada, la firmeza con la que se aferra a la verdad.

Ahora, lleva esta escena a tu propio corazón. ¿Dónde sientes el desierto en tu vida? ¿Qué tentaciones te asaltan en tus momentos de debilidad? ¿Dónde te sientes tentado a buscar soluciones rápidas, poder efímero, o seguridad basada en la vanidad? Observa cómo Jesús, en su humanidad, experimentó la misma lucha, y cómo, a través de la Palabra y la fidelidad al Padre, venció. Siente la presencia del Espíritu Santo, el mismo que guio a Jesús, guiándote a ti. Permite que la Palabra de Dios sea tu roca, tu refugio, tu espada. Que la fuerza de Jesús te inspire a resistir, a confiar, y a adorar solo al Señor tu Dios.

ACCIÓN (en este momento de manera personal o como comunidad se pueden proponer unos compromisos para ponerlos en práctica. Proponemos unos para fomentar el estudio de la Biblia).

  • Fortalece tu conocimiento de las Escrituras: Al igual que Jesús respondió a las tentaciones con la Palabra de Dios, dedica tiempo a estudiar y memorizar pasajes bíblicos. Esto te equipará para resistir las tentaciones y encontrar guía en momentos de dificultad. Considera comenzar con pasajes clave que te ayuden a abordar tus propias luchas personales.
  • Identifica tus “desiertos” personales: Reflexiona sobre las áreas de tu vida donde te sientes más vulnerable a la tentación. ¿Dónde experimentas soledad, debilidad o hambre espiritual? Dedica tiempo a la oración y la meditación en estos aspectos, buscando la guía del Espíritu Santo para superarlos.
  • Discierne las tentaciones sutiles: El diablo no siempre se presenta de manera obvia. Presta atención a las tentaciones sutiles que pueden disfrazarse de buenas intenciones o soluciones rápidas. Evalúa tus motivaciones y asegúrate de que estén alineadas con la voluntad de Dios.
  • Cultiva una relación de adoración exclusiva con Dios: Jesús declaró: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”. Dedica tiempo a la adoración y la oración, centrándote en la gloria de Dios y reconociendo su soberanía. Evita la idolatría, ya sea de bienes materiales, poder o reconocimiento personal.

ORACIÓN FINAL 

Espíritu Santo, maestro de la verdad, enséñanos a profundizar en la Palabra de Dios y a aplicarla a nuestra vida diaria. Guíanos en la práctica de la oración, el ayuno y la limosna, para que podamos experimentar una verdadera conversión. Ayúdanos a abrir nuestros corazones a la gracia de Dios y a ser instrumentos de su amor en el mundo. Que esta Cuaresma sea un tiempo de encuentro contigo, en el que podamos crecer en nuestra relación con el Padre, a través de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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