“El llamado a la conversión”

LECTIO DIVINA

Oración inicial

Espíritu Santo, divino Consolador, te invoco con humildad en este momento en el que me dispongo a sumergirme en las Sagradas Escrituras. Ilumina mi mente, Señor, para que pueda comprender los profundos misterios que se esconden en cada palabra. Abre mi corazón, para que pueda recibir tu mensaje con humildad y aplicar tus enseñanzas a mi vida. Guíame con tu luz, para que pueda discernir tu voluntad y seguir tus caminos. Concédeme la gracia de escuchar tu voz, de sentir tu presencia y de experimentar tu amor. Que tu Palabra sea una lámpara a mis pies y una luz en mi camino. Amén.

LECTURA (¿Qué dice la Palabra? Leer el texto bíblico dos o tres veces)

Texto Bíblico: Lucas 13, 1-9. 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió: «¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Les digo que no; y, si no se convierten, todos perecerán lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿piensan que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les digo que no; y, si no se convierten, todos perecerán de la misma manera». Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”. Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”». 

Palabra del Señor.

Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo: 

  • ¿Cómo te sientes al leer este pasaje? ¿Qué te llama la atención?
  • ¿En qué áreas de tu vida sientes que necesitas “convertirte”?
  • ¿Cómo puedes ser más paciente y misericordioso con los demás, como el viñador en la parábola?
  • ¿De qué manera esta lectura te invita a reflexionar sobre tu propia vida y tu relación con Dios?

MEDITACIÓN (¿Qué me dice la Palabra?)

El pasaje de Lucas 13, 1-9 nos confronta con la realidad del sufrimiento humano y la urgencia de la conversión. Jesús, al responder a la noticia de la masacre de los galileos y el derrumbe de la torre de Siloé, nos invita a cuestionar nuestras interpretaciones sobre el dolor y la justicia divina. Su mensaje es claro: el sufrimiento no es necesariamente un castigo por pecados personales, sino una llamada a la conversión.

La insistencia de Jesús en la necesidad de la conversión resuena con fuerza en nuestros tiempos, especialmente en este Año Jubilar de la Esperanza. Este tiempo de gracia nos llama a renovar nuestra confianza en la misericordia divina y a vivir con la certeza de que Dios siempre nos ofrece nuevas oportunidades. Jesús nos recuerda que todos somos vulnerables y que la muerte puede llegar en cualquier momento. La conversión, entonces, se presenta como una respuesta a la fragilidad humana, una oportunidad para cambiar de rumbo y vivir en sintonía con el amor de Dios.

La parábola de la higuera estéril complementa el mensaje de Jesús sobre la conversión. El dueño de la viña, símbolo de Dios, busca frutos en la higuera, que representa nuestras vidas. La paciencia del viñador, que intercede por la higuera, refleja la misericordia divina, que nos ofrece una nueva oportunidad para dar frutos de amor y justicia. Sin embargo, la parábola también nos advierte que la paciencia de Dios tiene un límite y que debemos responder a su llamado a la conversión.

La imagen del viñador cavando alrededor de la higuera y echando estiércol nos invita a reflexionar sobre las acciones concretas que podemos tomar para convertirnos. La conversión no es solo un cambio de mentalidad, sino también un cambio de comportamiento. Implica cultivar las virtudes, desarraigar los vicios y nutrir nuestra relación con Dios y con los demás. Y en este Año Mariano Diocesano, encontramos en María un modelo de entrega y servicio, un ejemplo de cómo dar frutos abundantes de amor a Dios y al prójimo.

Que este pasaje del Evangelio nos impulse a vivir con mayor conciencia de la fragilidad humana y la urgencia de la conversión. Que la misericordia divina nos inspire a cultivar las virtudes y a dar frutos abundantes de amor y justicia. Que la Cuaresma, el Año Jubilar de la Esperanza y el Año Mariano Diocesano sean tiempos de gracia y transformación, donde podamos responder al llamado de Dios y vivir en plenitud su amor, siguiendo el ejemplo de María, nuestra madre y guía.

ORACIÓN (¿Qué me hace decir a Dios la Palabra)? De manera espontánea los hermanos pueden hacer una oración en voz alta a partir de lo reflexionado. También pueden pedir por necesidades particulares o de la comunidad).

CONTEMPLACIÓN (Dios me mira y yo lo miro)

Imagina la escena de Jesús hablando sobre la importancia de la conversión. ¿Qué palabras te dice el Señor? ¿Qué sentimientos te transmite? Pasa un momento en silencio, escuchando su voz interior.

ACCIÓN (en este momento de manera personal o como comunidad se pueden proponer unos compromisos para ponerlos en práctica. Proponemos unos para fomentar el estudio de la Biblia).

  • Dedicar tiempo a la introspección para identificar áreas en las que se necesita un cambio.
  • Examinar las propias actitudes y juicios hacia los demás, evitando la tendencia a relacionar el sufrimiento con el pecado.
  • Cultivar una actitud de humildad y apertura a la transformación personal.

ORACIÓN FINAL 

Padre celestial, te damos gracias por tu Palabra, que nos ilumina y nos guía. Te pedimos que nos concedas la gracia de comprender profundamente tus mensajes. Que podamos reflexionar sobre nuestra propia vida, reconocer nuestra necesidad de conversión y cultivar la paciencia y la misericordia hacia los demás. Ayúdanos a vivir con conciencia de la urgencia del tiempo, aprovechando cada día como una oportunidad para crecer en la fe y amar a nuestro prójimo. Que tu Espíritu Santo nos transforme y nos capacite para dar fruto abundante en nuestras vidas. Amén.

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