“El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”

Oración

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu Palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

 

Texto Bíblico: Juan 6, 51-58

Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo. » Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»  Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.  Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»

Palabra del Señor.

 

Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo:

  • ¿Qué parte del texto ha atraído mayormente mi atención? ¿Por qué?
  • ¿Cuántas veces, en el texto, se usa la palabra vida y qué dice de la vida?
  • ¿Qué puede significar comer la carne y beber la sangre de Jesús?
  • ¿En qué modo este texto nos ayuda a entender mejor el significado de la Eucaristía?

 

 Meditación

 Los judíos reaccionan: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” Después de estas preguntas, Jesús responde revelando el plan de salvación, el plan que da vida al mundo: comiendo la carne y bebiendo la sangre de Cristo tendremos vida eterna. Ellos no entendían estas palabras de Jesús, porque el respeto profundo a la vida exigía que desde los tiempos del Antiguo Testamento estuviese prohibido comer sangre, porque la sangre era señal de vida (Dt 12,16.23; At 15.29). Además, estaba cerca la Pascua y dentro de pocos días todos habrían comido la carne y la sangre del cordero pascual en la celebración de la noche de Pascua. Tomaron literalmente la palabra de Jesús, por esto no entendían. Comer la carne de Jesús significaba aceptar a Jesús como el nuevo Cordero Pascual, y que su sangre les hubiera liberado de la esclavitud. Beber la sangre de Jesús significaba asimilar la misma manera de vivir que ha tenido la vida de Jesús. Lo que da vida no es celebrar el maná del pasado, sino comer este nuevo pan que es Jesús, su carne y su sangre. Participando en la Cena Eucarística, asimilando su vida, su entrega, su donación.

Para profundizar más en este texto, leamos esta reflexión del padre Fidel Oñoro: “¿Cómo entender esta “comunión”, este “comer su carne”? De hecho, el texto de hoy parte de esa pregunta (6,52).  A lo cual Jesús responde con siete afirmaciones en las cuales recalca siempre la misma idea (sugerimos observarlas bien en el texto). La síntesis de todas ellas es esta idea central que estructuramos así: (1) Jesús es el verdadero pan, el pan que da la vida, la vida eterna. (2) Pero el pan tiene que ser comido. (3) Comerlo significa no solamente asimilarlo como palabra y como ejemplo, sino como víctima ofrecida en sacrificio, con la cual hay que entrar en una misteriosa comunión. Es así como en la Eucaristía nos unimos al camino que Jesús hizo pasando por la muerte. Fue por este camino que el “Verbo hecho Carne” nos compartió su misma vida: nos dio vida dándonos su propia vida.”

 

Contemplación

Contempla a Jesús en la Eucaristía, donde Él se ofrece para la vida del mundo. Y a ti mismo, hambriento y sediento, que busca con frecuencia otros alimentos que no calman el hambre ni la sed.

 

¿Qué compromiso puedo hacer?

Procuraré vivir hoy la Misa como un adelanto de la fiesta definitiva.

 

Oración final:

Señor, tú eres la vida dejándote la vida, dejándote comer como granos de una espiga. Como el trigo se hace harina, Tú te haces pan de vida. Tú te acercas a cada hombre y vives escondido entre un poco de pan y vino para ser siempre comido. Tú eres, Señor, el pan de vida, presencia de amor ofrecido, sacrificio, sacramento, pan partido. ¡Cómo están todos los hombres a veces dispersos, a veces enemigos! Tú eres la amistad siempre ofrecida como comida y bebida. Gracias, Señor-Eucaristía, por tu silencio elocuente, por tu latido escondido; gracias por todo y por siempre, Señor, el pan de la vida. Quien te come, tiene vida, que durará para siempre. Tú eres Eucaristía, y en ti se encuentra la gente con sus gozos y esperanzas. Y tu amor a todos llega, aunque sea lentamente. Amén.

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