Oración inicial
Jesús, me acerco en este día a escucharte con el corazón abierto. Tú sabes cuáles son mis ilusiones, mis sueños, mis deseos y sabes que, aunque aquí estoy en tu presencia, tengo la mente en las preocupaciones de mi vida ordinaria, pero vengo a darte un poco de mi tiempo, como la gente que te seguía en la ribera del mar de Galilea, y lo hago con mucho amor y generosidad. Confío además en tu providencia amorosa que nunca me abandona pues sabes perfectamente lo que necesito en cada instante.
LECTURA (¿Qué dice la Palabra?)
Texto Bíblico: Mc 10, 46-52
Llegaron a Jericó. Y cuando Jesús ya salía de la ciudad, seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. Al oír que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más todavía: —¡Hijo de David, ten compasión de mí! Entonces Jesús se detuvo, y dijo: —Llámenlo. Llamaron al ciego, diciéndole: —Ánimo, levántate; te está llamando. El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, que le preguntó: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: —Maestro, quiero recobrar la vista. Jesús le dijo: —Puedes irte; por tu fe has sido sanado. En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús por el camino.
Palabra del Señor.
Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo:
a) ¿Qué personajes aparecen en este evangelio?
b) ¿Qué dificultades en su vida diaria podría tener Bartimeo?
c) ¿Con qué nombres o títulos llamaba Bartimeo al Señor? ¿Qué significa Jesús? ¿Qué significa hijo de David?
d) ¿Qué le pedía primeramente el ciego a Jesús? (cf. Mt 15, 22)
e) ¿Qué hicieron los discípulos cuando el ciego le hizo la petición a Jesús? ¿Cómo reaccionó Bartimeo?
f) Cuando Jesús finalmente llama al ciego, ¿cómo reaccionó Bartimeo? ¿su reacción tiene alguna importancia?
g) ¿Por qué Jesús le dice “¿qué quieres que haga por ti?” si la petición del ciego parece obvia?
h) El ciego responde: “que vea”. ¿Qué profundidad puede tener esta petición?
i) ¿Qué es lo último que se dice del ciego? ¿Tiene esto algún mensaje que transmitir?
MEDITACIÓN (¿Qué me dice la Palabra)
La ceguera física de Bartimeo no solo suponía una grave limitación física en su vida, sino que, en aquella época, la ceguera era también motivo de exclusión de la sociedad judía. Por eso el evangelio nos relata que el ciego está «al borde del camino». Esta es la primera barrera que Bartimeo vencerá. Él necesita que Jesús se fije en él para que le cure completamente. Bartimeo grita una primera vez para llamar la atención de Jesús cuando se entera que está pasando por el camino. La reacción no se hace esperar. «Muchos» le pedían que se callara.
Esta actitud de los vecinos de Bartimeo será la segunda barrera que superará. Podría haberse venido abajo, pero no se deja amedrentar, lo que está en juego es su propia vida. Por eso vuelve a gritar a Jesús. Y en esta ocasión es el propio Jesús quien responde. Se detiene y manda llamarlo. Ante la invitación de Jesús, Bartimeo: soltó, saltó y se acercó.
El ciego soltó el manto que hasta ahora era su seguridad, le servía para protegerse del frío, para dormir y para indicar que era un indigente. Quien ha encontrado a Jesús no necesita muchas seguridades materiales.
Dio un salto, quien ha experimentado alcanzar una meta largamente soñada sabe bien la alegría que esto produce. El salto del ciego bien podría ser la señal de esa alegría profunda que ha producido en él la invitación de Jesús.
Y, por último, se acercó. Nadie puede enamorarse de Dios si no se acerca a Él. Este acercamiento es signo de la vida de Bartimeo que se confía totalmente a Jesús.
Ahora, ante Jesús, Bartimeo suplica la vista. Jesús le concede la iluminación completa: la de sus ojos y la de su corazón. Por eso Bartimeo no se marchará ya viendo, sino que decidirá seguir a Jesús por el camino. Ha encontrado la Luz que da sentido a su vida. Y para conseguir este objetivo merece la pena luchar para superar cualquier dificultad. (Agradecimiento a Secretariado de Catequesis de Cádiz y Ceuta).
ORACIÓN ¿Qué me hace decir a Dios la Palabra?
En este momento, si la lectio se está haciendo en comunidad varios pueden participar haciendo una oración espontánea. También se puede hacer la siguiente oración:
Al borde del camino
Aquí estoy, Señor, como el ciego al borde del camino –cansado, triste, aburrido, sudoroso y polvoriento, sin claridad y sin horizonte-; mendigo por necesidad y oficio.
Aquí estoy, Señor, Pasas a mi lado y no te veo. Tengo los ojos cerrados a la luz, pero al sentir tus pasos, al oír tu voz inconfundible, todo mi ser se estremece.
Te busco, te deseo, te necesito para atravesar las calles de la vida y andar por los caminos del mundo sin perderme.
¡Que vea, Señor! Que vea, Señor, tus sendas. Que vea, Señor, los caminos de la vida. Que vea, Señor, ante todo, tu rostro, tus ojos, tu corazón.
CONTEMPLACIÓN (Dios me mira y yo lo miro)
En este momento podemos poner música instrumental o canciones de adoración en un volumen adecuado. Permanezcamos por unos minutos en un silencio elocuente, con un espíritu contemplativo ante la mirada de Dios. Experimentemos la alegría, la paz, el gozo de sabernos amados, guiados y protegidos por el Padre. Dejemos que Cristo nos configure progresivamente con él en el seno de su corazón.
En medio del silencio, se puede hacer una reflexión sobre el tema que se está tratando.
Reflexión: Contemplemos el momento en que Jesús le dice al ciego «…Levántate. Te está llamando». Jesús lo está llamando. Esto lo cambia todo. Bartimeo «soltó el manto» porque le estorba para encontrarse con Jesús. Luego, aunque todavía se mueve entre tinieblas, «dio un salto» decidido. De esta manera «se acercó a Jesús» Es lo que necesitamos liberarnos de ataduras que ahogan nuestra fe y ponernos ante Jesús con confianza sencilla y nueva.
ACCIÓN (compromisos)
Trabaja sobre las «cegueras» que hay en tu vida que te impiden seguir al Señor.
Ten la actitud decidida, cuando aparecen personas que no quieren que te acerques a Jesús, de decir “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”, “quiero ver Señor”.
Evaluemos sobre qué cegueras hay en nuestro movimiento o parroquia que no la dejan avanzar por los caminos de la luz de Cristo.