“Rema mar adentro”

Oración inicial

Señor, aquí estoy, dispuesto a abrir tu Palabra y dejar que me hable. Reconozco que en estas páginas se encuentra la verdad, el camino que lleva a la vida plena y abundante. Te pido que me ilumines con tu Espíritu Santo, para que pueda comprender tus enseñanzas y aplicarlas a mi vida.

Que mi lectura no sea solo un acto intelectual, sino un encuentro personal contigo. Que cada palabra que lea resuene en mi corazón, y me transforme a tu imagen y semejanza. Ayúdame a dejar de lado las distracciones y preocupaciones, para que pueda concentrarme en tu mensaje y recibirlo con humildad.

Gracias, Señor, por este regalo de tu Palabra. Confío en que, al leerla con fe y atención, creceré en mi conocimiento de ti y en mi amor por ti. Que esta lectura sea un tiempo de bendición y transformación, y que pueda compartir con otros lo que aprenda. Amén.

 

LECTURA (¿Qué dice la Palabra? Leer el texto bíblico dos o tres veces)

Del Santo Evangelio Según san Lucas 5, 1-11

Encontrándose Jesús una vez a orillas del lago de Genesaret, la multitud se amontonaba a su alrededor para escuchar la Palabra de Dios. Vio entonces dos barcas que estaban en la playa. Los pescadores se habían bajado y estaban lavando las redes. Jesús se subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Entonces se sentó y empezó a enseñar a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: «Rema hacia la parte honda y echen las redes para pescar». Simón le contestó: «Maestro, toda la noche estuvimos bregando y no pudimos pescar nada. Pero ya que Tú lo ordenas, voy a echar las redes». Las echaron y sacaron una cantidad tan grande de pescado, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces llamaron por señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que fueran a ayudarles. Ellos fueron y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Cuando Simón Pedro vio esto, cayó de rodillas a los pies de Jesús y le dijo: «¡Retírate de mí, Señor, que soy un pecador!» Tan grande era el asombro que se había apoderado de él y de todos los que estaban con él, al ver la cantidad de pescado que habían sacado. Lo mismo sucedió a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: «No tengas miedo. De ahora en adelante pescarás hombres». Ellos sacaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús.

Palabra del Señor. R. Gloria a Ti, Señor Jesús.

 

Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo: 

  • ¿Cuál es el contexto de la escena? ¿Dónde está Jesús y qué está haciendo? ¿Quiénes están con él y qué están haciendo ellos?
  • ¿Por qué Jesús le pide a Simón que aleje la barca de la orilla? ¿En qué posición enseña Jesús? ¿Qué simboliza este gesto?
  • ¿Cuál es la reacción de Simón ante la petición de Jesús de pescar en aguas profundas? ¿Qué nos enseña esto sobre su fe y su obediencia?
  • ¿Cómo describirías la pesca milagrosa? ¿Qué impacto tiene en Simón y en los demás pescadores?
  • ¿Qué significa la frase de Jesús: “De ahora en adelante pescarás hombres”? ¿Cómo se relaciona esta frase con la pesca milagrosa?
  • ¿Cuál es la respuesta de Simón, Santiago y Juan ante el llamado de Jesús? ¿Qué implicaciones tiene su decisión de dejarlo todo y seguirle?
  • ¿Qué nos enseña este pasaje sobre la fe, la obediencia y el llamado de Dios? ¿Cómo podemos aplicar estas enseñanzas a nuestra propia vida?

 

MEDITACIÓN (¿Qué me dice la Palabra?)

En el Evangelio de hoy, se nos presenta la escena de Jesús enseñando a una multitud junto al lago de Genesaret. La gente lo apretuja, y él sube a una barca, la de Simón, para enseñar desde allí. Al terminar, le pide a Simón que reme mar adentro y echen las redes. A pesar del cansancio y la falta de éxito en la pesca, Simón obedece. La pesca milagrosa que sigue es asombrosa. Las redes se llenan de tal manera que casi se rompen, y las barcas se hunden. La obediencia de Simón a Jesús, a pesar de sus dudas y cansancio, nos invita a confiar en la palabra del Señor y a seguir sus indicaciones, incluso cuando no entendemos el propósito o el resultado.

Siguiendo con el relato, Pedro, al ver esto, se arrodilla ante Jesús, reconociendo su santidad y su propia pecaminosidad. La reacción de Pedro es de humildad y temor ante la presencia de lo sagrado. Jesús le dice a Simón: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”. Esta frase es una invitación a seguirle y a participar en su misión. La pesca milagrosa es una metáfora de la labor de los discípulos, que serán “pescadores de hombres”, llevando el mensaje de salvación a otros. El nuevo plan de pastoral que estamos elaborando, es precisamente una aceptación de la misión de Jesús en el hoy de nuestra Diócesis. Confiemos en que la pesca también será milagrosa.

El texto nos sigue contando que la respuesta de los discípulos es inmediata: “Dejándolo todo, le siguieron”. Esta decisión implica un desprendimiento de lo material y una entrega total a Jesús. La fe y la confianza en Jesús son el motor que impulsa a los discípulos a seguirle, a pesar de la incertidumbre y los desafíos que puedan presentarse. Esta decisión de los discípulos de dejarlo todo para seguir a Jesús nos anima a examinar nuestras prioridades y a estar dispuestos a renunciar a aquello que nos impide seguir a Cristo con total entrega.

El evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra propia respuesta al llamado de Dios. ¿Estamos dispuestos a poner a Jesús como nuestra prioridad? ¿Estamos comprometidos con la misión de llevar el mensaje de salvación a otros? ¿Confiamos en la providencia divina y nos acercamos a Dios con humildad y confianza? Que la fe y la esperanza en Dios sean el motor que impulse nuestra vida y nuestra misión. Que se pueda decir de nosotros también: “Dejándolo todo, le siguieron”.

 

ORACIÓN (¿Qué me hace decir a Dios la Palabra)? De manera espontánea los hermanos pueden hacer una oración en voz alta a partir de lo reflexionado. También pueden pedir por necesidades particulares o de la comunidad).

 

CONTEMPLACIÓN (Dios me mira y yo lo miro)

Señor Jesús, me imagino a orillas del lago de Genesaret, viendo a la multitud que te rodea y escucha tus palabras con atención. Siento la misma curiosidad y deseo de aprender de ti que ellos.

Cuando le pides a Simón Pedro que aleje la barca, me doy cuenta de que a veces me da miedo salir de mi zona de confort y confiar en ti. Pero al ver su obediencia y la pesca milagrosa, entiendo que tu poder no tiene límites y que siempre estás presente para ayudarnos.

Tu llamado a ser pescadores de hombres me desafía a dejarlo todo y seguirte sin reservas. ¿Estoy dispuesto a abandonar mis seguridades y comodidades para seguirte? ¿Estoy dispuesto a compartir tu amor y tu mensaje con los demás?

Gracias, Señor, por este pasaje que me invita a la fe, la obediencia y el servicio. Ayúdame a confiar en ti, a seguirte con generosidad y a ser un verdadero pescador de hombres.

 

ACCIÓN (en este momento de manera personal o como comunidad se pueden proponer unos compromisos para ponerlos en práctica. Proponemos unos para fomentar el estudio de la Biblia).

  • Sal de tu zona de confort: ¿Hay alguna situación en tu vida en la que necesitas confiar más en Jesús y “echar las redes en aguas profundas”? ¿Qué paso puedes dar hoy para salir de tu zona de confort y seguir a Jesús?
  • Sirve a los demás: ¿Cómo puedes usar tus talentos y recursos para ayudar a otros? ¿Hay alguna persona o comunidad a la que puedas servir hoy?
  • Comparte tu fe: ¿Cómo puedes compartir tu experiencia con Jesús con los demás? ¿Hay alguien a quien puedas hablar de tu fe o invitar a conocer a Jesús?

 

Reflexión final:  ¿Cansado de intentarlo?

¿Alguna vez te has sentido como Simón Pedro, frustrado y a punto de rendirte? Has trabajado duro toda la noche, has echado las redes una y otra vez, pero no has pescado nada. La fatiga te pesa, la duda te invade y la tentación de abandonar te susurra al oído. Cuando estés así, piensa en los siguiente:

Jesús te ve: en medio de tu cansancio y frustración, Jesús se acerca. Él te ve, conoce tu esfuerzo y comprende tu desánimo. No te juzga por tus fracasos, sino que te invita a subir a su barca, a compartir su perspectiva.

Confía en su palabra: Jesús te pide que vuelvas a intentarlo, que remes mar adentro y eches las redes una vez más. Quizás te resistas, como Pedro, recordando tus experiencias pasadas. Pero Jesús te asegura que su palabra es poderosa, que su presencia transforma la realidad.

La pesca milagrosa: si confías en Jesús y obedeces su palabra, experimentarás la abundancia de su gracia. Las redes se llenarán de peces, tu corazón se llenará de alegría y tu fe se fortalecerá.

Sígueme: Jesús no solo te da peces, sino que te invita a ser pescador de hombres. Te llama a seguirle, a dejarlo todo y a unirte a su misión. No temas, él estará contigo en cada paso del camino.

Si estás pasando por un momento difícil, recuerda que Jesús está contigo. Confía en su palabra, síguele y experimenta la abundancia de su amor. ¡No te rindas!

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