Las vulnerabilidades de nuestra ciudad siempre quedan al descubierto cuando se dan estos sucesos inesperados. La tormenta del 3 de agosto, otra vez, causa estragos que afectan la vida de los samarios; especialmente, de los más pobres, quienes sufren en la propia piel los efectos más devastadores de estos desastres naturales.
Así que mientras llamamos a las autoridades a esforzarse a fondo para hacer de nuestra ciudad un mejor hábitat, invitamos a orar por nuestros hermanos más frágiles y por el sufrimiento que les ha causado esta tormenta. Esta oración por nuestros hermanos más necesitados, se hace más verdadera si, desde luego, nos hace más solidarios y nos empuja a organizar acciones concretas de mitigación del sufrimiento, de quienes viven más directamente los efectos de estos desastres naturales.
Los párrocos de la ciudad han sido convocados para articular acciones de este tipo con el vicario de pastoral, P. Jorge Martínez, y con el delegado diocesano de pastoral social, P. Harold Tejada. Mientras concretamos estas acciones, estamos dispuestos a colaborar con iniciativas de las autoridades o de la sociedad civil para ofrecer la ayuda que sea posible.
Para donaciones puede acercarse a su parroquia más cercana, al centro de acopio Pastoral Social carrera 2 No. 20-48 Centro, antiguo San Juan de Dios.



