Crece el número de restaurantes en el Centro Histórico de Santa Marta. Hay de todo tipo: comida de las diversas regiones colombianas, mediterránea, italiana, tradicional y hasta mexicana. Por todo en la ciudad son 1.200.000 ofertas gastronómicas y en el Centro son 68 sin contar las que funcionan informalmente.

A pesar de esto, sigue el hambre sobre todo en los habitantes de calle. Esos que están tirados en un andén, en una banca del Parque Bolívar (el que está al frente de la Alcaldía) o deambulando por las calles pintorescas y llenas de historia. Te los encuentras flacos escudriñando canecas o pilas de basura para calmar el hambre con un alimento, aunque sea podrido.

Impactado por esta situación, Monseñor José Mario Bacci organizó con un grupo de fieles una cena en las calles del Centro Histórico. Fue algo maravilloso, porque los hermanos que viven en situación de calle, además de recibir el bocado se sintieron escuchados. No hubo manteles, no aceptaron cucharas ni servilletas. Todo con la mano; para ellos lo más importante era saciar el hambre y ser escuchados. El amor superó a la etiqueta.

Monseñor y sus acompañantes se detuvieron en esquinas a cantar, referir cuentos y escuchar las tragedias que viven estos hermanos. Ahí se cumple la primera fase de preparación para el Plan Pastoral Diocesano: Etapa de la Escucha. No faltó quien pidiera prestada la guitarra para hacer un show con sus propias composiciones donde pintan con notas musicales sus dramas.

Esta es otra de las experiencias propiciadas por Monseñor para atacar el hambre de los más necesitados, pues ya en noviembre brindó 700 almuerzos a estos hermanos en la Catedral Basílica Menor, hecho que fue bien acogido por la opinión pública y por los agentes de evangelización de la Diócesis de Santa Marta.

Significa que, además de los maravillosos proyectos del Secretariado Diocesano de Pastoral Social, entre ellos el Banco de Alimentos, los comedores parroquiales y de los movimientos apostólicos, la entrega de mercados y demás proyectos de ayuda a los necesitados, la Iglesia Católica de Santa Marta, mantiene procesos pastorales para saciar el hambre física y espiritual.