¿CÓMO VIVIR LA FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA?

Este II de Pascua, 16 de abril, concluye la Octava de la Pascua y somos introducidos de lleno en la Cincuentena Pascual. En estos días celebramos la Pascua de Jesucristo, su victoria sobre el mal, el pecado y la muerte. Y en este mismo domingo celebramos la Fiesta de la Divina Misericordia. La Iglesia nos invita a vivirla dentro de la celebración mayor del II domingo de Pascua, con la confianza en el Señor Jesús resucitado. Y así, el Señor lo hizo saber a santa Faustina: “Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia” (Diario 1520).
 
El II domingo de Pascua, con la celebración, además, de la Divina Misericordia, como lo proclamó san Juan Pablo II, es la ocasión propicia para comprender el gran amor que Dios nos tiene a pesar de nuestras debilidades: “y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia” (Diario, 723), advierte Jesús a santa Faustina.
 
Durante la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia en el II domingo de Pascua, la Iglesia concede indulgencia plenaria, a los fieles que practiquen actos misericordiosos, con las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa, según el Decreto sobre las indulgencias recibidas en esta fiesta, promulgado por san Juan Pablo II en el año 2000.

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