Cómo vivir la Octava de Pascua y la cincuentena Pascual

“¿Qué es la Octava de Pascua?”, me preguntó un joven el domingo pasado antes de la Eucaristía. Eso me motiva responderle a él y al resto de fieles de la Diócesis de Santa Marta. Debe quedar claro que, Octava de Pascua se trata de la primera semana de la cincuentena pascual; se considera como si fuera un solo día, es decir, el júbilo del Domingo de Pascua se prolonga ocho días seguidos.

En esta bendita Octava de Pascua y en la cincuentena pascual, que nos conduce a Pentecostés, nos encontramos inmersos en un tiempo de gracia y Resurrección espiritual. Durante estos días profundizamos en el misterio del triunfo de Nuestro Señor Jesucristo y abrimos nuestros corazones al Espíritu Santo. 

Durante estos siete días celebramos con gozo la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Renovamos nuestra fe en su triunfo definitivo. Es un tiempo para regocijarnos en la esperanza que nos ofrece la Resurrección y fortalecemos nuestro compromiso de seguir a Cristo en cada aspecto de nuestras vidas.

A medida que avanzamos en la cincuentena pascual, nos preparamos para recibir el don del Espíritu Santo en Pentecostés, plenitud de la Pascua. Esta experiencia de espera nos invita a abrirnos a la acción del Espíritu, siendo fortalecidas y capacitados para anunciar el Evangelio en la realidad de nuestra Diócesis de acuerdo a la Etapa de Escucha. 

Que, en este tiempo especial de Resurrección, experimentemos a Jesús, y que el Espíritu Santo nos guíe y fortalezca, de manera que seamos testigos audaces del amor y la misericordia de Dios, con miras a la preparación del próximo Plan Diocesano Pastoral.

 

 

 

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