CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA PRESENTÓ EL DOCUMENTO: “LUCES EN EL CAMINO HACIA LA PAZ”

En el marco de la celebración de los 115 de años de su fundación, la Conferencia Episcopal de Colombia, en la mañana de hoy, presentó en rueda de prensa el documento: “Luces en el camino hacia la Paz”. Participaron, como voceros de la Conferencia, Mons. Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente; el vicepresidente, Mons. Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y el presidente de la comisión episcopal de pastoral social, Mons. Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Soacha.

Acerca de este documento, Mons. Luis José Rueda dijo:

“Es un documento recogido con sudores, con lágrimas, oraciones, sonrisas y esperanzas. Es el trabajo en las regiones, en la escucha de los hermanos obispos de Colombia en distintos encuentros y lo hemos compendiando en este documento que lleva como título, Luces en el Camino Hacia la paz, sabiendo que cada colombiano, hombre o mujer, y de manera particular nosotros, quienes confiamos en el amor misericordioso del Padre, debemos ser esas luces.”

Sobre la forma en la que se encuentra estructurado el documento, Monseñor Rueda expuso: “El documento tiene tres partes, 1) ver que el camino de la paz es un camino con obstáculos, eso es, el realismo esperanzado de todos nosotros; 2) este camino está allanado con la esperanza, porque realmente todos los colombianos estamos movidos por la esperanza y solo la fuerza de la esperanza nos ha llevado a salir de distintos momentos muy difíciles y 3) ya son las luces en nuestro camino hacia la paz. 18 luces organizadas en 6 grupos, el primer grupo, la luz del evangelio; el segundo grupo, la luz de caminar y trabajar juntos; el tercer grupo, la luz del servicio; cuarto grupo, luz de la misericordia; quinto grupo, la luz del perdón y la reconciliación y el sexto grupo, la luz de la esperanza.”

“El documento busca llegar a todas las 5 mil parroquias que tiene Colombia, a todos los lugares, porque puede haber personas que han perdido la esperanza y se convierten no en luces, sino en sombras, y eso puede suceder a personas y a comunidades. Por tanto, lo que le decimos a los sacerdotes, con la misión que realizan junto a las comunidades, es una verdadera luz de esperanza en este camino de paz y que manetenemos, debemos avanzar y comprometernos cada día mas a la luz del evangelio del Señor y sirviendo a nuestra comunidad que sufre con las distintas expresiones de violencia”, expresó Mons. Rueda.

Por su parte Mons. Omar Sánchez afirmó:

“En realidad, es un pequeño folleto que procura dar fe de muchas conversaciones nuestras y deja un mapa de discusión. Los sacerdotes de la Iglesia Católica tienen una oportunidad, con esta hoja de ruta, de adentrarse con sus comunidades en el tema de la paz, de modo que construyamos una conciencia clara sobre la vocación de un cristiano como artesano, constructor de paz”, y añadió: “La paz no es para técnicos y profesionales de la negociación, es para cada bautizado que entiende que la vida debe ser protegida y que tenemos derecho a una sociedad en paz”

Mons. Juan Carlos Barreto comentó:

“El documento nos ayuda a seguir mirando este camino que recorre Colombia hacia la paz desde la perspectiva del Evangelio, como el criterio fundamental que nos tiene que animar, que nos pone por encima de polarizaciones y de radicalismos religiosos. Nos presenta también el panorama desde la sinodalidad porque tenemos que caminar y trabajar juntos. Además, enfatiza en la necesidad del perdón y la reconciliación, que son absolutamente básicos para que en Colombia superemos estas heridas y que lo hagamos en la dinámica del servicio. Una iglesia que quiere ser servidora, para que, desde la esperanza, sigamos caminando, sabiendo que hay obstáculos, pero también tenemos un horizonte. Lo peor que nos puede pasar a los colombianos es que pensáramos, en que definitivamente, nos tenemos que resignar a la guerra y a la injusticia en nuestro país.”

Frente a los últimos hechos de violencia que han sucedido en nuestro país, los obispos rechazaron con firmeza estos actos que llenan de dolor a las comunidades. Sin embargo, estos hechos “son, en últimas, paradójicamente, los que nos motivan a los colombianos y a nosotros como Iglesia a soñar y a trabajar por la conquista del sueño de un país reconciliado, en paz”, afirmó Mons. Rueda Aparicio, indicando que la Iglesia se ha comprometido en un trabajo fuerte, de prevención, de una cultura del cuidado. “Esa cultura del cuidado la ha empezado la Iglesia reconociendo con dolor su pecado. Y cuando una institución, que tiene seres humanos frágiles, reconoce que ha cometido pecados, tiene la posibilidad de sanar, de enmendar, de crear una cultura nueva. Creo que la cultura del cuidado es necesario que se extienda desde el sufrimiento de la Iglesia por sus propios pecados a todas las instrucciones del país, las cuales, deberían enfilarse a la cultura del cuidado de todo ser humano y de su dignidad, especialmente de los más frágiles”, añadió.

Los obispos también hicieron énfasis en la importancia de la educación para crear la cultura de la paz, a partir de diferentes estrategias pedagógicas que permitan alcanzar el objetivo. Estrategias, en las cuales el Estado debe garantizar el acceso a la educación de muchos colombianos. “El Estado tiene una tarea de ir resolviendo una cultura de violencia desde la base y la educación”, afirmó Mons. Sánchez.

Finalmente, Monseñor Luis José enfatizó en la constante labor de la Conferencia Episcopal de Colombia, durante estos 115 años de historia:

“La Iglesia ha estado en crecimiento y profundización permanente. Asumiendo los distintos momentos de la historia, aprendiendo de la historia, descubriendo al Dios que prometió estar con nosotros en cada acontecimiento. Por ejemplo, el hecho de que la Iglesia durante el bogotazo, tomara la actitud de ofrecer a los colombianos, desde la fe, un documento que los invita a respetar la vida, a caminar por la verdad, por la justicia y en los momentos que se han buscado los distintos diálogos con los actores armados”. Monseñor Luis José también recordó la memoria de Mons. Luis Augusto Castro Quiroga, “un hombre grande de paz y de reconciliación; que se formó en las selvas del sur y que fue presidente de la conferencia, un apóstol de la paz”

“La Iglesia está en un tejido histórico y cultural de todas las regiones, por lo tanto, es, no solo testigo del sufrimiento, sino víctima del sufrimiento, del narcotráfico, de la guerra y la violencia. Por eso, hoy quisiéramos hacer un homenaje a esos hombres, que a través de la Conferencia Episcopal, han sido unos convencidos promotores y llenos de esperanza de que Colombia, algún día, podrá caminar por senderos de desarrollo integral y en paz”, puntualizó Monseñor Rueda Aparicio.

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