CONFIRMACIONES EN LA PARROQUIA ESPÍRITU SANTO

Con motivo de la Solemnidad de Pentecostés, nueve jóvenes de la Parroquia Espíritu Santo recibieron de manos de Mons. José Mario Baccci Trespalacios el Sacramento de la Confirmación. La Celebración Eucarística fue concelebrada por los sacerdotes Dalton Reyes, párroco y Jorge Guerra, vicario parroquial y encargado diocesano para la Renovación Carismática Católica. 

Luego de haber sido formados por el grupo de catequistas de esta parroquia, los jóvenes, acompañados por sus familiares y padrinos, recibieron el tercer sacramento de iniciación cristiana. “Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal (cf Ritual de la Confirmación, Prenotandos 1). En efecto, a los bautizados “el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras” (LG 11; cf Ritual de la Confirmación, Prenotandos 2)” (Catecismo de la Iglesia Católica No. 1285).

En su homilía monseñor José Mario recordó la importancia de este día para la Iglesia: “Es un gran día en la Iglesia. En alguna ocasión le preguntaron a un santo de la Iglesia, a san Juan Eudes, qué pensaba él, cuál sería, según su parecer, la fiesta más importante del año litúrgico. Él respondió:  «Si es la que el mundo solemniza más, la fiesta más importante es la pascua, pero si es la más útil para los cristianos, es Pentecostés», porque, decía él: «¿De qué nos sirve que Jesús haya resucitado (la pascua), si no pudiera él vivir en nosotros por el espíritu (Pentecostés) »

De igual manera, monseñor José Mario habló de acerca de la actuación del Espíritu Santo en nuestras vidas. “Es el Espíritu el que aplica en el cristiano la obra de Cristo; es el que transforma la historia de Jesús en vida suya en nosotros. Es la que opera en nosotros, la realidad extraordinaria del cumplimiento de la obra de Cristo en cada uno. Porque el Espíritu Santo personaliza la Obra de Dios, la hace un evento único en mi historia personal de cana uno. El Espíritu Santo manifiesta la versatilidad de Dios, que no mira a ninguno de sus hijos como un número más, sino que con cada uno está dispuesto hacer una historia nueva, la que solo conoce la propia intimidad de la persona y Dios.”

“Nuestra celebración de hoy es también actualización de este evento máximo de la revelación de Dios. Por el Don del Espíritu, Dios se manifiesta cómo es él por dentro. Su misterio deja de ser realidad inaccesible para la pobre condición humana y se transforma, en realidad, por la acción del Espíritu, en Dios con nosotros. Así como el Espíritu toca la humanidad de María y la hace presencia plena de su Misterio Divino, así también Pentecostés es el evento de gracia en el cual se rompe obstáculo entre la humanidad y Dios,  y trasforma a cada uno de nosotros en obra permanentemente suya.” Dijo Monseñor José Mario.

Monseñor también explicó cómo el creyente es incapaz de realizar sus acciones cuando no tiene un encuentro cercano con la tercera persona de la Santísima Trinidad: “Sin el Espíritu somos vacío, nada, basura, inservibles. La vida nuestra, si tenemos buena memoria, nos recuerda que cada actuación hecha sin el Espíritu nos lleva al fracaso. Sólo con el Espíritu acertamos en la vida”.

Al término de su homilía, el obispo de Santa Marta realizó una bella exhortación: “Ese mismo soplo del Resucitado, viene hoy a nosotros. Todos hoy, como dice el libro de los Hechos de los Apóstoles, todos quedamos hoy llenos del Espíritu Santo y el Padre realiza en nosotros toda su obra de amor, de salvación, de redención en nuestro camino de vida. Es importante que cada uno en la oración incluya la vida en el diálogo con el Señor, para que su Espíritu toque tierra, no se quede en el aire, sino que sea fuerza de Dios que nos levanta de las caídas; que derriba toda barrera en el corazón; que nos dé la libertad de los hijos de Dios para actuar a impulsos, no de nuestros caprichos, sino a impulsos del Espíritu de Dios, por la fuerza no de mis convicciones, sino de las convicciones de Dios, que él siembra en el corazón, que él realiza en cada uno. Entonces esas palabras de Jesús: «Reciban el Espíritu Santo» se hacen realidad hoy en nosotros.”

Acto seguido, se realizó el rito del Sacramento de la Confirmación a partir de la imposición de las manos, la aplicación del Santo Crisma y el ósculo de la paz que cada confirmado recibe por parte del obispo.