CURSO PREMATRIMONIAL DIOCESANO

“El Ambiente familiar, vocación y camino de santidad”, fue el tema motivador, que el papa Francisco nos invitó tener presente y anunciar, durante el año dedicado la familia en el mundo entero ( marzo 2021 – Junio 2022).

La familia cristiana nace del sacramento primordial que es el matrimonio. Por ello,  dentro de una buena preparación , san Juan Pablo II nos invita tener muy presente tres momentos en la vida de cada persona: 1) la preparación remota como el momento de la formación y educación integral de los hijos en la vocación al amor; 2) la preparación próxima, donde se hace el descubrimiento concreto de la vocación al matrimonio y 3) la preparación inmediata, donde la pareja (varón y mujer), toman la decisión, libre y voluntaria, para vivir el amor que es plenamente humano, total, fiel, exclusivo y fecundo, convirtiéndose estas características como lo enseñó Pablo VI en su Encíclica Humanae Vitae: características del amor Conyugal.

En la preparación Inmediata tenemos el curso prematrimonial. Allí acogemos a las parejas de novios o los que ya conviven, para darles a conocer, en un tiempo de formación (viernes y últimos sábados de cada mes), temas importantes que hacen parte del itinerario de preparación,  que mes a mes, realizamos para todas las parejas de nuestra diócesis que han tomado la decisión de un proyecto de vida común, para toda la vida y que llamamos en el Sacramento del Matrimonio como el “SI” para siempre, donde varón y mujer se comprometen a formar de su vida la realidad que el Libro del Génesis nos recuerda e invita asumir : llamados a ser una sola carne.

En el curso prematrimonial nos trazamos un objetivo para las nuevas familias cristianas y que no es otro que: saber ser pareja en Cristo. Es decir, desde el aspecto cognoscitivo y en la profundización de diversos aspectos de los contenidos relativos al matrimonio y la familia, se deja claro en la síntesis de 6 charlas,  ¿qué es el matrimonio? y ¿a qué nos compromete?

Allí en el curso prematrimonial,  en un ambiente profesional y fraterno, procuramos se de, en cada sujeto, el conocimiento de sí y del otro; del propio modo de ser como persona madura, auténtica y cristiana, motivándolos a ver la vida matrimonial como un proceso de crecimiento, en donde los esposos se deben preocupar por el desarrollo y mejoramiento de los encuentros personales y comunicativos con su pareja y/o cónyuge.

Sin descuidar el camino de santidad, donde todo este itinerario lo realizan los dos, sintiéndose enviados como los discípulos de dos en dos,  tomados de la mano de Cristo,  signo de la sacramentalidad del matrimonio, donde Cristo se convierte para ellos en el gran modelo de esposo y amor por su esposa la Iglesia, que también ellos como esposos puedan afirmar como san Pablo: “Cristo vive en mí” (Gál 2, 20). 

Que el Señor bendiga a todos los Matrimonios y familias de nuestra diócesis y el mundo entero.