En el día de ayer inició la CXV Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano. Monseñor José Mario Bacci Trespalacios, obispo de la Diócesis de Santa Marta y administrador apostólico de la Diócesis de El Banco, junto a los 71 obispos y los administradores diocesanos que actualmente tiene la Iglesia Católica colombiana, se encuentran reunidos en la sede de la Conferencia Episcopal Colombiana, donde, a través del diálogo y espacios de reflexión, buscarán plantear, describir y estructurar las características que debe tener una Iglesia Misericordiosa.
En su discurso de bienvenida, Mons. Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y Presidente de la CEC, ha exhortado a los obispos presentes a tener en cuenta tres opciones para “caminar juntos”.
“Quiero recordar las tres OPCIONES PARA CAMINAR JUNTOS, con las cuales nos hemos propuesto vivir y servir como Iglesia en Colombia, con la mirada puesta en el Jubileo de la Esperanza del 2025 y del gran Jubileo de la Redención del 2033:
- OPTAMOS por ser Iglesia que escucha, discierne y decide como Pueblo de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo, para ser signo de esperanza
- OPTAMOS por ser Iglesia que anuncia la fe en Jesucristo y que se renueva en la conciencia de ser comunidad de discípulos misioneros del Señor
- OPTAMOS por ser Iglesia misericordiosa que se conmueve, se detiene y ayuda al otro, cuantas veces sea necesario.”
De igual manera, el prelado hizo énfasis en que “estas tres opciones configuran nuestro modo de ser Iglesia. Más que propuestas estratégicas, estas son actitudes en el camino, que nos llevan a conocer, amar y servir la vida de hombres y mujeres, laicos, consagrados y ministros ordenados.”
Finalmente, monseñor Luis José exhortó a los obispos presentes: “valdría la pena preguntarnos frecuentemente: ¿estas actitudes hacen parte de nuestra vida episcopal? ¿Logramos promoverlas en las diversas comunidades de nuestras Iglesias Particulares?”
Desde las Diócesis de El Banco y Santa Marta hacemos el llamado al Pueblo de Dios, que peregrina por todo el Dpto. del Magdalena, para que se una en oración, de modo que esta Asamblea se abra a la luz del Espíritu y, en ejercicio del carisma profético del ministerio de los obispos, estos sean servidores eficaces del redil que se les ha confiado.