DIÓCESIS DE SANTA MARTA CELEBRÓ EL JUBILEO DE DOCENTES

En el Día del Maestro, la Delegación Diocesana de Pastoral Educativa celebró la Santa Misa con la participación de educadores de la ciudad, en el marco del Jubileo por los 50 años de la Parroquia la Eucaristía. Dicha ceremonia fue presidida por el p. Antonio María Castilla Toro y concelebrada por el canciller diocesano y párroco de esta comunidad, p. José Antonio Díaz Hernández.

Cada 15 de mayo se celebra el Día del Maestro. Fecha en la que agradecemos la labor, la dedicación, el servicio y el amor, con que hombres y mujeres, instruyen a los niños y jóvenes en las aulas de clases. “Hoy los contemplamos estrechamente unidos a Jesucristo, el Señor, el Maestro por excelencia, que construye la historia con nuestra participación activa y consiente. Él nos anuncia hoy, en el Evangelio, el envío del don del Espíritu: cuando venga el Paráclito. Lo llama, además, Espíritu de la verdad, que nos enseñará todo lo que él nos ha anunciado. Jesucristo, el Maestro, prolonga su acción educadora en nosotros, con la presencia del Espíritu, de modo que nuestra fragilidad y humanidad, moldeada siempre por los valores del Evangelio, sean espacio eficaz de su acción trasformadora en la historia.” Palabras citadas por el p. Castilla, de la homilía que preparó especialmente, Mons. José Mario Bacci Trespalacios para esta celebración.

Dentro de la homilía, el p. Antonio mencionó el significado de la labor del docente según las enseñanzas del Señor. “En esta enseñanza de Jesús, descubrimos el sublime significado de la labor docente: moldear el corazón humano, con valores humanos. Incesantemente, nuevas generaciones están en manos de nuestros docentes capaces de hacer el cambio, la transformación, el progreso y el bienestar para todos. Una sociedad educada, es una sociedad madura, capaz, de ofrecer oportunidades y garantías de realización personal a sus miembros.” El maestro, al igual que Jesús, está en la constante misión de dar a conocer los valores fundamentales que edifican a la sociedad, tarea titánica, en medio de estos tiempos cuando hay una carencia de esos mismos valores, como resultado del quiebre de la unidad familiar.

En su homilía, monseñor Bacci nos exhorta a seguir la invitación evangélica y suplicar con fuerza el don del Espíritu: “Para obrar, en todo, en conformidad con el querer de Dios, de modo que podamos transformar la docencia de profesión para obtener lucro, en servicio de fe, para la construcción de una nueva humanidad. Esto será posible si estamos siempre movidos por el Paráclito, el Espíritu de la verdad, que Jesús nos promete, nos enviará desde el Padre”.  

Finalmente, se invitó a los maestros a que sean ejemplo para las nuevas generaciones: “No se trata de transformarse en proselitistas de la fe, ni en fanáticos de la religión, pero si a vivir el ejemplo de corazón con profundas raíces cristianas, para transformar la docencia en un estilo de vida, que comunica con naturalidad, en palabras y acciones, la fe en Jesucristo, nuestra verdadera sabiduría; de modo que logremos edificar generaciones de niños y jóvenes, de hombres y mujeres capaces de ser constructores de paz, servidores  eficientes, profesionales responsables, generadores de vida, en una palabra: educadores de gracia. Educadores sembradores de Dios en los corazones de sus alumnos y alumnas.”  y que se conjugan con las palabras de san Juan Bautista de la Salle, patrono de los educadores: “Los elegidos por la Providencia para educar a niños deben ejercer con estos las funciones de ángeles custodios en su empleo”

Por esta razón la Diócesis de Santa Marta aplaude la loable tarea de los maestros y maestras, y los exhorta a seguir trabajando en pro de las nuevas generaciones. Que Jesús, Divino Maestro,  oriente sus vidas y que, a la luz del Evangelio del Señor, sean instruidos todos aquellos a quienes Dios ha puesto en su camino para hacerlos hombres y mujeres de bien.