Palmor de la Sierra, corregimiento de Ciénaga (Magdalena), ubicado en la Sierra Nevada, fue el escenario escogido para la realización del Encuentro Diocesano de Asesores de Infancia y Adolescencia Misionera, actividad que se realizó el pasado sábado, 22 de julio.
Los 45 misioneros entre adultos y jóvenes, y otros niños y niñas quienes vivían su primera experiencia misionera, reunidos en la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria en compañía del delegado de Misiones en la Diócesis, el P. Onebis Maestre y el P. Jorge Martínez, párroco anfitrión, iniciaron este gran encuentro evangelizador, que buscaba compartir con todos la experiencia del amor de Dios.
La misión fue casa a casa, finca a finca; se realizó tanto en la parte urbana, como en la rural, invitando a creyentes o no creyentes a vivir en este amor divino. Vivir en este amor es la clave de la felicidad de la vida. Quien se siente amado, ama sin medida.
Dios nos ama a todos sin distinción alguna, y nos ama particularmente, es decir, de manera personal. Este amor ha sido legado a nosotros de manera especial y para siempre en su Hijo único Jesucristo. Y se mantiene en nosotros por el Espíritu Santo que el Señor Jesús nos ha regalado desde el Padre.
“Cada tercer sábado de mes, los asesores que hacen parte de las Obras Misionales Pontificias en la diócesis nos reunimos para formarnos en los criterios de la misión. Y quisimos que esta reunión, más que recibir una enseñanza, fuera una salida misionera. Bueno y como todos los días no se va a Palmor, pues con mucha más razón quisimos venir hasta acá y vivir este encuentro misionero.”, comentó el P. Onebis. Y este hecho resultó de gran importancia para esta comunidad tal como lo expone el P. Jorge Martínez: “Agradecidos con las OMP por elegir esta vez como lugar de sus reuniones mensuales a la comunidad de Palmor. La importancia de esta misión se puede resumir: en los misioneros está presente la misión de Cristo de anunciar el Reino de Dios; se hizo presencia de Iglesia misionera en la comunidad y esta misión animó a nuestra comunidad en su trabajo de evangelización.”
Esta visita a Palmor, según lo informado por el P. Onebis, “es la primera actividad misionera que hacemos en la diócesis. Esperamos que, en el futuro, con la creación de un grupo misionero diocesano, se puedan realizar estas salidas misioneras de manera constante.”
“Fue una experiencia positiva para los misioneros y para todos los que se abrieron a la experiencia. Todo bautizado es misionero. Si vivimos en misión permanente, Jesucristo será conocido siempre, amado, seguido y alabado”, afirmó el P. Onebis Maestre. Estas palabras complementan el llamado que realizó el párroco de la comunidad parroquial de Palmor: “Necesitamos sacerdotes y laicos dispuestos siempre a anunciar el Evangelio.”