Dominicas de La Presentación, Filipenses, Salesianas, Lauritas, Religiosas de la Comunicación Social, Concepcionistas, Vicentinos, Franciscanos, Basilianos y demás comunidades religiosas presentes en la Diócesis de Santa Marta, están de fiesta. Pues, todos los 2 de febrero celebramos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
Es un día para dar gracias a Dios por la obra que, durante años han desarrollado las religiosas y religiosos entre nosotros. Son muchas las generaciones que han pasado por sus manos, a través de colegios, catequesis, medios de comunicación, formación cristiana, construcción de parroquias y demás apostolados.
Esta celebración se convierte en un llamado a valorar y fortalecer, cada vez más, la misión que desarrollan los religiosos y religiosas en los diversos territorios de nuestra Iglesia de Santa Marta, apoyando especialmente a quienes más sufren a causa de la pobreza, la injusticia, la corrupción y la violencia. Desde este punto de vista, el gran reto para los consagrados actuales consiste en ser bálsamo ante el dolor y peregrinos de la esperanza, con espíritu sinodal.
También, de cara al Jubileo del 2025, la vida consagrada continuará llevando confianza y esperanza en medio de la incertidumbre que muchas comunidades viven hoy, de manera particular, en las periferias existenciales; por ello Monseñor Joaquín Pinzón, vicario apostólico de Puerto Leguízamo-Solano y presidente de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, en nombre de los obispos de Colombia, agradece la misión de quienes con su vida consagrada continúan edificando la Iglesia a nivel social y eclesial.