JÓVENES DE LA DIÓCESIS DE SANTA MARTA ASISTIRÁN A LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD.

 

Un grupo de jóvenes pertenecientes a diferentes realidades eclesiales de la Diócesis de Santa Marta se alistan para ser parte de la Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará este año en Lisboa, Portugal.

Melissa Ibarra, Yelitza Vanegas, Diana Mendoza, Sara Rodríguez, Leidy Portillo, Alberto Hernández, Valentina Collante, Glinis González, Candy Rodríguez, Heider Borja y Bryan Maestre, junto con los presbíteros: Luis De la Valle, Jorge Garzón y Jesús Meza, serán los representantes de nuestra diócesis en este encuentro, que reúne a millones de laicos (en su mayoría jóvenes) con el fin de vivir diferentes experiencias de fe y tener un encuentro con el Papa.

En su homilía, monseñor José Mario los exhortó a que tuvieran muy presente el mensaje de esta jornada: “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1,39), del cual, el papa Francisco nos dice:

“(María) se levantó y se puso en marcha, porque estaba segura de que los planes de Dios eran el mejor proyecto posible para su vida. María se convirtió en el templo de Dios, imagen de la Iglesia en camino, la Iglesia que sale y se pone al servicio, la Iglesia portadora de la Buena Noticia.”

Este accionar de María debe ser imitado por los jóvenes, pues, “La Madre del Señor es modelo de los jóvenes en movimiento, no inmóviles frente al espejo contemplando su propia imagen o “atrapados” en las redes”, menciona el santo padre.

Después de recibir la comunión, el obispo invitó a los jóvenes a vivir esta experiencia desde la fe y los “envió” dándoles su bendición y entregándole la bandera de nuestro país como símbolo de que este pequeño grupo, al igual que muchos que seguramente partirán desde otras diócesis, serán Colombia en este encuentro multitudinario y multicultural.

La Diócesis de Santa Marta agradece a todos los fieles católicos que incluyan en sus oraciones a estos “valientes jóvenes”, para que esta experiencia sea fructífera y que el Espíritu Santo siga suscitando en ellos y en todos los jóvenes de nuestra iglesia particular,  el deseo ardiente de dar a conocer el mensaje del Evangelio a sus pares y los guíe en cada acción de sus vidas.