“Toda la naturaleza humana es una oveja que has llevado sobre tus hombros. Dime dónde descansas, condúceme a buenos pastos en los que yo me alimente, llámame por mi nombre para que yo, tu oveja, oiga tu voz y, por tu voz, me venga la vida eterna” San Gregorio de Nisa.
Jesucristo, único Buen Pastor, conduce a la humanidad entera a través del pastoreo de hombres y mujeres que, en los diversos ámbitos de la vida social y eclesial, visibilizan su presencia de ternura y misericordia, especialmente hacia los más débiles.
El pastoreo particular, que asumimos a partir de nuestra vida ministerial, tiene un punto alto en el diálogo post-pascual de Cristo y Pedro (cf. Jn 21). “Simón, ¿me amas?”, pregunta el Resucitado a él, afirmando además la entrega total de su propia vida por la salvación del rebaño.
¿Me amas?, es la pregunta que sustenta y da razón a nuestro pastoreo en torno al pueblo de Dios, porque solo si nuestro amor por el Señor es genuino y total hacia Él, el mismo Señor podrá amar a todos por la mediación de nuestro servicio humilde y tan lleno de fragilidades. Él es nuestra fuerza y el consuelo de nuestra salvación.
Así que, queridos hermanos, muchas gracias por su servicio y entrega, por asumir los desafíos de la Diócesis y por ser, para tantos, un reflejo luminoso de los cuidados del Buen Pastor. ¡Felicitaciones a todos ustedes!
Fraternalmente,
+ José Mario Bacci Trespalacios, cjm
Obispo de Santa Marta