PREPARACIÓN PARA LA SEMANA DE LA FAMILIA

Preparémonos para la Semana de la Familia en la Diócesis de Santa Marta, sabiendo que el Espíritu Divino, hace del amor conyugal un amor fecundo. La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se revelan cuando éste es considerado en su fuente suprema, Dios que es amor (1a. Jn.4,8.). 

El Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra (Ef. 3,15.), nos dona la familia, la cual nace del matrimonio, que no es, por tanto, efecto de la casualidad o producto de la evolución de fuerzas naturales inconscientes; es una sabia Institución del Creador para realizar en la humanidad su designio amoroso. 

Los esposos mediante su recíproca donación personal, propia y exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus seres en orden a un mutuo perfeccionamiento personal para colaborar con Dios como un don que de Él es recibido; por esto se da la generación y educación de los hijos, como fruto del amor fecundo que no se agota en la comunión de los esposos, y que se prolonga en nuevas vidas. 

Siendo así, la idea es entender que en todas las familias de la Diócesis de Santa Marta, el matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos se convierten entonces en el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios padres (GS # 50). 

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