El 8 de enero celebramos el primer año de pascua de alguien cercano a nuestro corazón. No es cualquier persona y menos alguien del montón. Es un creyente que brotó del Caribe, del clero samario, con las costumbres propias de estas latitudes Rector del Seminario Mayor San José y pastoreó comunidades como: Remolino, El Piñón y San Sebastián. Esta última al darse la erección canónica de la hermana Diócesis de El Banco, fue incardinado en esa Iglesia Particular. Se trata de Monseñor Luis Gabriel Ramírez Díaz.
Nació el 14 de octubre de 1965 en Barranquilla. Hizo sus estudios básicos en Margarita (Bolívar), a donde se trasladó su familia. La formación sacerdotal la realizó en el Colegio Eclesiástico Internacional “Bidasoa”, estudiando en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Frecuentó el Instituto Teresianum de Roma, donde obtuvo el doctorado en teología espiritual. Fue ordenado Sacerdote el 12 de junio de 1993 por Juan Pablo II.
“Claridad meridiana para seguir al Señor, chico sigue adelante; frases de Santa Teresa de Jesús, San Juan de Ávila y San Atanasio”, eran modismos frecuentes en su predicación. Además de hacer alusión constante a su ordenación presbiteral de manos del papa Juan Pablo II y del “temor y temblor” que le propició el sorpresivo llamado al episcopado, anunciado por Monseñor Ettore Balestrero, nuncio apostólico del momento, el 18 de junio de 2014.
Monseñor Ramírez falleció en una clínica de Medellín, producto de una afección respiratoria y hoy unimos como Iglesia Particular en oración por el primer aniversario de su regreso a la Casa de Padre, en el contexto de la fiesta litúrgica del Bautismo del Señor.
¡Descanse en la paz del Señor!