Estimados hermanos en el Señor, recordemos que en este tiempo de Adviento, nuestra Diócesis ha decidido entrar en una etapa fundamental en lo que se refiere a su presencia en el territorio y a su servicio pastoral junto a los hombres y mujeres de nuestro tiempo: se trata de la etapa de la escucha.
¿Qué implica esta escucha? No solo se trata de oír con los oídos, sino de abrir el corazón para comprender las necesidades y sensibilidades de quienes nos rodean. Es un llamado a estar atentos, a ser receptivos no solo a las palabras, sino también a las emociones, alegrías y dolores de los demás.
El arte de escuchar va más allá de la comunicación verbal; implica una conexión profunda con la humanidad de aquellos que nos rodean. Es un acto de empatía, una forma de reconocer las impresiones y necesidades de los otros, incluso cuando no son expresadas
directamente. Se trata de sabernos inspirados a ser sensibles a las señales silenciosas que emiten los corazones de nuestros hermanos y hermanas.
Que durante este tiempo de adviento en el que nos preparamos para conmemorar la
llegada del Salvador a nosotros, no olvidemos que la Escucha siempre será un encuentro entre dos o más; nos encontramos para ser escuchados y escuchar.
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