El 14 de octubre de 1653 nace en Dourdan, Francia, en una familia de artesanos dedicados al trabajo de confección de medias de seda, en un hogar cristiano comprometido a nivel religioso y cívico. Una joven sensible a la Palabra de Dios que se dejó moldear por ella y supo reconocer en la realidad sufriente de su época el llamado al servicio de los enfermos y la educación de jóvenes y niños. Es así que da respuesta al dolor del cuerpo y del alma. Funda la congragación de las hermanas de la caridad Dominicas de la presentación, confiada en la Divina Providencia y bajo la protección de la Virgen María, El servicio de la Caridad se propaga rápidamente por muchos lugares de Francia y pronto transciende fronteras para llevar el conocimiento de Cristo y de sus misterios.
La semilla sembrada en buena tierra brotó, creció y continúa dando muchos frutos por todo el mundo, a tal punto que la Congregación de hermanas está celebrando 150 años de haber llegado a Colombia. Con gratitud celebramos la audacia sin fronteras del Carisma de Marier Poussepin.
Fue por el cuidado de enfermería dado por las hermanas en el Hospital Saint Jaques de París a un estudiante colombiano del Colegio Imperial de esa ciudad, que el cónsul de Colombia en Francia, Señor Manuel Vélez Barrientos conoció a la Congregación y por su intermedio la Junta General de Beneficencia de Cundinamarca, solicitó a la Superiora General, la venida de las Hermanas para la organización y administración del Hospital San Juan de Dios de Bogotá, el cuidado de los enfermos y la enseñanza de la enfermería.
Seis hermanas francesas, enfermeras son enviadas para esta misión salieron de Francia, del puerto de Saint Nazaire el 7 de mayo de 1873 y llegaron a los Estados Unidos de Colombia el 26 de mayo en el barco La Lousiane. En un recorrido en tren, en el Barco Colombia por el río Magdalena, en mula, carreta de caballos, llegaron a Santafé de Bogotá el 21 de junio de 1873, en donde fueron recibidas por las autoridades y la ciudadanía quienes tenían gran esperanza en su trabajo. El compromiso de las hermanas, su actitud de misericordia, la audacia y creatividad, la valentía para enfrentar situaciones impredecibles y desconcertantes, la adaptación a la cultura, el trabajo día y noche cuidando a los enfermos con misericordia, como una expresión del amor de Dios hacia ellos, fue reconocido por la sociedad. “Desde el momento que las hermanas de la caridad empezaron a cumplir sus funciones, el establecimiento se ha transformado por completo, el orden, la limpieza, el bienestar se radicaron en él: el servicio se regularizó, la distribución de los remedios y alimentos ha comenzado a hacerse con escrupulosa exactitud y los enfermos fueron objeto de una constante vigilancia y amor. Muy pronto se desplazan a la ciudad de Santa Marta para atender a los enfermos en el hospital y la educación a la juventud y los niños.
Celebrar un nuevo cumpleaños de nuestra madre fundadora en el contexto de los 150 años de presencia en Colombia, es darle gracias a Dios por la vitalidad del Carisma en la actualización constante de la respuesta que la congregación va dando a los diferentes llamados. Es reconocer que Dios no abandona a sus hijos y los fortalece con su gracia. Es compromiso para continuar viviendo en comunión alegre el anuncio del evangelio.