Como cada año, miles de peregrinos llegaron hasta la Catedral Basílica Menor de Santa Marta para rendir un homenaje de amor a la santa patrona de la ciudad y de la diócesis.
Desde tempranas horas, y al repique de los primeros campanazos del día, mientras los rayos del sol aparecían detrás de los picos de la Sierra Nevada, una muchedumbre aguardaba en la plaza de la catedral la apertura de las enormes y antiguas puertas para ver cara a cara a la “santa de lo imposible”.
Abiertas las puertas, la romería comenzó a inundar todo el templo, que minutos antes, se mantenía en un silencio sepulcral y en la penumbra de la capilla dedicada a la Inmaculada Concepción, en la nave izquierda, se encontraba, bellamente adornada con flores de color rosado, la venerada imagen de la amiga de Jesús, la hermana de María y de Lázaro, aquella, que como lo menciona el Evangelio de Juan reconoció al Señor como el Hijo de Dios.
Las horas, minutos y segundos avanzaban y sin importar la alta temperatura, los visitantes acudían en masa a su cita anual con santa Marta. Devotos por tradición, devotos por favores recibidos, turistas, curiosos, todos ellos ingresaban en fila para estar por unos instantes ante la imagen de singular belleza, cuya mirada se conecta con el cielo y que porta en sus manos los signos de la evangelización: el Evangelio en su mano izquierda y en su mano derecha el agua bendita y la cruz con la que sometió, según la leyenda, a la tarasca, animal que asechaba la población de Tarascón, en Francia.
Durante la Solemne Eucaristía presidida por Mons. José Mario Bacci y concelebrada por el secretario (encargado actualmente) de la Nunciatura Apostólica en Colombia, Mons. David Charters, el P. Isidro Castro, párroco de la catedral y miembros del clero diocesano, el obispo se mostró complacido con la gran cantidad de personas provenientes de toda Colombia y les dio la bienvenida a este mágico rincón del caribe colombiano.
Monseñor José Mario, antes de iniciar con su homilía, indagó acerca de los lugares de dónde venían los peregrinos. Las respuestas fueron variadas, pues, la devoción a santa Marta se extiende a lo largo y ancho de nuestro país.
“Esta Catedral es Betania”, Con esta frase, el obispo de la Diócesis de Santa Marta les daba la bienvenida a las personas que se agolparon para para dar gracias a Dios por los favores recibidos a través de la intercesión de santa Marta.
El prelado también se refirió a la virtud especial de nuestra ciudad y que se menciona en el coro del himno, “nuestra ciudad es santa porque nace de Jesucristo. Esta ciudad no se entiende sin la fe católica”, pues, es menester mencionar, que fue por Santa Marta por donde comenzaría el proceso de evangelización en todo nuestro país.
El obispo leyó un mensaje escrito por la fiesta en el que menciona:
“Los devotos de santa Marta somos auténticos peregrinos de la fe. A pesar de las dificultades, no nos sentimos abrumados por el peso de las adversidades, sino desafiados por encontrar, en la fe, la fuerza para vivir y para reconocer la presencia interior del Señor que no abandona a los suyos.”
De la misma manera, dentro del mensaje se mencionaron dos importantes acontecimientos para la Diócesis de Santa Marta
“En el año 2025, la Iglesia celebrará el gran jubileo de la esperanza. Y en el 2033, el gran jubileo de los 2000 años de la redención. A estas grandes celebraciones, podemos añadir otras dos: en el 2025, la ciudad de Santa Marta cumple 500 años de fundación, y, en el 2033, nuestra diócesis también alcanzará los 500 años de erección canónica”
informó el prelado.
Finalmente, ante el Santísimo Sacramento expuesto y con el coro diocesano entonando el Himno Te Deum, la Diócesis de Santa Marta agradeció al Señor por nuestra ciudad, por sus 498 años de historia.
Misa Campal
A las 4:00 p.m., tuvo lugar la Santa Misa Campal en el atrio y plaza de la Catedral Basílica, presidida también por Mons. José Mario Bacci y concelebrada por los presbíteros. Eider Linero y Rafael Fernández, sacerdote castrense y capellán del Batallón Córdova. Los devotos de santa Marta participaron en gran mayoría y aguardaban con ansias la salida de la imagen que recorrería las calles de la ciudad.
En su homilía monseñor exaltó las virtudes de santa Marta y exhortó a los presentes a imitarlas. Antes de la bendición final, el señor obispo invitó a los asistentes a vivir un momento de oración, teniendo en cuenta la profesión de fe que Marta hizo al Señor:
“Si, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo” Jn 11, 27.
Procesión
Cuando el reloj marcó las 6:00 p.m., cargada por muchos, la imagen de santa Marta aparecía con paso lento pero firme. Mientras atravesaba la puerta principal de la catedral, fue acompañada por las notas del himno de nuestra ciudad y los aplausos interminables de sus devotos, mientras gritaban con voz potente: “¡Viva santa Marta!”
La muchedumbre invadió las calles del recorrido y un “río humano” de dimensiones inimaginables acompaño la procesión. Desde el balcón de una antigua casa de principios del siglo XX, monseñor José Mario Bacci, vestido de hábito coral, se asomaba para esperar la imagen, pues en este lugar, se realiza cada año un homenaje de luces y pirotecnia a la santa patrona de la ciudad y de la diócesis. Desde el mismo balcón, monseñor impartió la bendición al Pueblo de Dios.
El señor obispo encabezó el recorrido junto al P. Oscar Rendón. Durante el trayecto, bendijo a un sin número de personas, mientras recibía diferentes manifestaciones de cariño y respeto.
Alrededor de dos horas y media duró la procesión. La imagen de santa Marta ingresó a la catedral pasada las 8:30 p.m., donde sus devotos aguardaron para darle la despedida.
Finalmente, Mons. José Mario exhortó a los devotos a seguir el ejemplo de Marta de Betania. La noche culminó con un gran aplauso y aquel “¡Viva santa Marta!” que retumbó dentro del templo.