“ARRENDARÁ LA VIÑA A OTROS LABRADORES QUE DEN FRUTO A SU TIEMPO”

Oración inicial:

Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento, para que, al leer o estudiar la Sagrada Escritura, sintamos la presencia de Dios Padre que se manifiesta a través de tu Palabra. Abre nuestro corazón para darnos cuenta del querer de Dios y la manera de hacerlo realidad en nuestras acciones de cada día. Instrúyenos en tus sendas para que, teniendo en cuenta tu Palabra, seamos signos de tu presencia en el mundo. Amén.

Texto Bíblico: Mt 21, 33-43.

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: «Respetarán a mi hijo”. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: «Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia». Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.»

Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»

Palabra del Señor

Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo:

  • ¿A quién se dirige esta parábola?
  • ¿Quiénes son realmente el dueño de la viña, los arrendatarios, los enviados por el dueño de la viña y el hijo del dueño?
  • ¿Qué significa que los arrendatarios no hayan entregado su parte al dueño de la viña?
  • ¿Qué significa que hayan matado al heredero?
  • ¿Qué quiere decir el castigo del dueño de la viña a los arrendatarios?
  • ¿A qué se refiere Jesús cuando dice que la piedra que desecharon los arquitectos es la piedra angular?

¿Qué dice el texto?

La parábola de la viña. Jesús empieza así: «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre”. La parábola es un bonito resumen de la historia de Israel, sacado del profeta Isaías: Voy a entonar en nombre de mi mejor amigo el canto dedicado a su viñedo. Mi amigo tenía un viñedo en un terreno muy fértil. Removió la tierra, la limpió de piedras y plantó cepas de la mejor calidad. En medio del sembrado levantó una torre y preparó también un lugar donde hacer el vino. Mi amigo esperaba del viñedo uvas dulces, pero las uvas que éste dio fueron agrias.  (Is 5,1-3). Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes, a los ancianos (Mt 21,23) y a los fariseos (Mt 21,45) y da una respuesta a la pregunta que ellos habían hecho sobre el origen de su autoridad (Mt 21,23). Por medio de esta parábola, Jesús aclara varias cosas sobre el origen de su autoridad: (a) es el hijo, el heredero. (b) Denuncia el abuso de la autoridad de los viñadores, esto es, de los sacerdotes y ancianos que no cuidan del pueblo de Dios. (c) Defiende la autoridad de los profetas, enviados por Dios, pero masacrados por los sacerdotes y ancianos. (d) Desenmascara a las autoridades que manipulan la religión y matan al hijo, porque no quieren perder la fuente de renta que consiguieron acumular para sí, a lo largo de los siglos; este hijo representa a Jesús, a quien mataron en las afueras de la ciudad de Jerusalén.

Mateo 21,41: La sentencia dada por ellos mismos. Al final de la parábola, Jesús pregunta: “Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” Ellos no se dieron cuenta de que la parábola estaba hablando de ellos mismos. Por esto, por la respuesta dada, decretaron su propia condena: “Le dicen: A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.”

Varias veces Jesús usa ese mismo método. Lleva a la persona a que diga la verdad sobre si misma sin que se dé cuenta de que se está condenando a si misma. Por ejemplo, en el caso del fariseo que condena a la mujer considerándola una pecadora (Lucas 7,42-43) y en el caso de la parábola de los dos hijos Mt 21,28-32).

Mateo 21,42-46: La sentencia dada por ellos mismo es confirmada por su mismo comportamiento. Por medio de la aclaración de Jesús, los sacerdotes, los ancianos y los fariseos entendieron que la parábola hablaba de ellos mismos, pero no se convirtieron. ¡Por el contrario! Mantuvieron su proyecto de matar a Jesús. Rechazaron la “piedra fundamental”. Pero no tuvieron el valor de hacerlo abiertamente, porque temían a la gente. Jesús, la piedra rechazada por los arquitectos (las autoridades judías) se convirtió en la piedra angular porque resucitó al tercer día.

¿Qué me dice el texto?

Hoy la palabra de Dios presenta la imagen de la viña como símbolo del pueblo que el Señor eligió. Como una viña, el pueblo requiere mucho cuidado, requiere un amor paciente y fiel. Así se comporta Dios con nosotros, y así estamos llamados a comportarnos nosotros para que produzca los frutos del reino de Dios. (Papa Francisco)

Podemos tener la tentación de «apoderarnos» de la viña, a causa de la codicia que nunca falta en los seres humanos. El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo. (Papa Francisco).

La parábola nos habla también a nosotros. Una lectura honesta del texto nos obliga a hacernos graves preguntas: ¿Estamos produciendo en nuestros tiempos «los frutos» que Dios espera de su pueblo: justicia para los excluidos, solidaridad, compasión hacia el que sufre, perdón? (Papa Francisco).

Esa viña también podemos ser tú y yo: tantos dones que hemos recibido de parte de Dios con tanto amor y delicadeza, y que, tal vez, no hemos respondido siempre a esos cuidados del Viñador. Quizá no le hayamos dado frutos buenos, sino sólo uvas amargas. ¿Qué frutos has dado a Dios hasta el día de hoy en tu vida? ¿Eres uno de esos viñadores homicidas que rechazan a Cristo con su rebeldía, incredulidad o indiferencia?

¿Qué compromisos puedo hacer?

  • Da gracias a Dios, por todos los beneficios que te ha concedido. Eres su viña preferida, la que el plantó, cuida y asiste cada día con su gracia.
  • Cuida la «mejor viña» que Dios te ha dado, tu matrimonio, hijos, familia, amigos… Dedícale un tiempo para hacer crecer los mejores «frutos» del amor de Dios.
  • En la «viña del Señor» hay muchos «jornaleros» pero también hacen falta muchas manos. Ofrécete para servir en la «viña del Señor» desde la pastoral social, la catequesis, la pastoral de la salud, la pastoral familiar, etc.

 Oración final:

Oración de San Francisco de Asís

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, como amar.

Porque es: Dando, que se recibe; perdonando, que se es perdonado; muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.

 

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