“Bendito el que viene en nombre el Señor”

Oración:

Ven Espíritu Santo, ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias. Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo. Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

 

Texto Bíblico: Marcos 11, 1-10.

 Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: —Vayan a al pueblo de enfrente y, al entrar, encontrarán un burrito atado, que aún nadie ha montado. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué hacen eso, le dirán que le hace falta al Señor y que se lo devolverá muy pronto. Fueron y encontraron el burrito atado junto a una puerta, por fuera, contra el portón. Lo soltaron. Algunos de los allí presentes les dijeron: —¿Por qué sueltan el burrito? Contestaron como les había encargado Jesús, y los dejaron. Llevaron el burrito a Jesús, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraban con sus mantos el camino, otros con ramos cortados en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban: —¡Hosana! Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino de nuestro padre David que llega. ¡Hosanna en las alturas!

Palabra del Señor.

 

Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo:

  • ¿Qué les pide Jesús a sus discípulos?
  • ¿Qué reflexión te sugiere el ver a Jesús montado en un burrito?
  • ¿Por qué la gente le alfombró el camino a Jesús?
  • ¿Qué crees que indican las palabras: —¡Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino de nuestro padre David que llega. ¡Hosanna en las alturas!

 

Reflexión

Con el Domingo de Ramos se da inicio a la Semana Santa, en este día conmemoramos la entrada mesiánica de Jesús a Jerusalén, a pocos días de su Pasión, muerte y posterior resurrección.

El texto en este caso es del Evangelio de San Marcos, y comienza realizando una aproximación al contexto geográfico, Jesús estaba al pie del Monte de los Olivos, donde más tarde allí será arrestado, y cerca de los pueblos de Betfagé y de Betania, esta última era la ciudad del encuentro de Jesús y sus amigos Lázaro, María y Marta.

Jesús llega a Jerusalén, y con él la plenitud de la promesa de Dios a su Pueblo, ingresa como Rey, pero como un Rey humilde, subido a un asno, sobre un camino alfombrado por mantas y ramas que el pueblo arrojaba para ensalzarlo.

Durante su vida pública, en sus palabras, obras y gestos, muchos conocieron y creyeron que era el Mesías tan esperado por el Pueblo de Israel, y en este ingreso “triunfal”, Jesús quiere cerrar su misión también mostrándose como Rey, y confirmando su condición de Mesías. Es así que la gente aclamaba al Señor, a través de distintas expresiones, entre ellas una de las palabras que se repetía era “Hosanna”, que es una aclamación de júbilo que significa “Salva”.

“Bendito el que viene en el nombre del Señor”, es una expresión claramente mesiánica, si además tenemos en cuenta que se hace mención a David, de cuyo linaje el Mesías iba a surgir según la esperanza del Pueblo de Israel.

Jesús, lo primero que hace una vez en la ciudad, es dirigirse al templo, y dice la palabra que una vez que observó todo, salió con los doce hacia Betania. Jesús emprende el camino que lo llevaría a su “hora”, el camino de la Cruz, para dar cumplimiento y plenitud a su misión.

La entrada de Jesús a Jerusalén implica una preparación previa de sus discípulos en este caso a través del asno.

A partir de lo dicho, me puedo plantear: ¿Cuál es la preparación previa que debo hacer para ingresar con Jesús en esta semana Santa? ¿Qué cosas debo dejar afuera? ¿Y cuáles debo llevar conmigo para caminar con fuerza y seguridad, para llegar al Domingo de Resurrección? ¿En este caminar de Semana Santa, voy solo? ¿Hay alguien en mi entorno que no está del todo animado, y necesita de mí para acompañarlo en esta semana Santa? Vive bien la Semana Santa porque ella viene cargada de oración, y por lo tanto viene cargada de gracias para todo aquel que la celebra con amor y devoción.

 

Reflexión personal

  • ¿Qué espero de mí en este camino cuaresmal? ¿Creo que saldré igual, o más fortalecido?
  • ¿En qué reconozco el paso del Señor en mí vida, durante esta cuaresma? ¿Tomo en cuenta el ejemplo del pueblo de Jerusalén, que responde al paso del Señor, con alabanzas? ¿Lo he hecho, o lo haré yo también?

¿Qué compromisos puedo hacer?

Desde el domingo de Ramos viviré cada día de la semana Santa con fe y devoción, de manera especial el triduo pascual, es decir, la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Procuraré no hacer solo el camino, invitaré a familiares y amigos a que vivan la Semana Santa conmigo.

 

Oración final:

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones en la persona de Cristo.

Señor que pueda acompañarte con fidelidad en el camino de esta Semana Santa.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.

(Agradecimientos al portal católico “Aleteia”)