Dios usa WhatsApp

La comunicación, esta se trata para nosotros los estudiosos de ella, de una ciencia, para el cotidiano de las personas, una manifestación natural del cuerpo, pero la comunicación, desde mi planteamiento personal y espiritual, es una acción implícita en cada uno, incluso desde antes de nacer, y como es tácita en el ser humano, muchas veces no alcanzamos a percibir que fue uno de los actos más generosos que Dios nos regaló, porque a través de ella, podemos interactuar, pero sobre todo, podemos comunicarnos con Él, nuestro creador.

Existen leyes universales para definir la comunicación. Una de ellas, la de Shannon y Weaver quien dice en su teoría, que está quien emite el mensaje, luego el mensaje en sí y también quien lo recibe, pero en medio de ello, en ese mismo planteamiento teórico aparecen otros elementos, como el código, el cual es la forma en que hacemos posible la acción. Para los latinoamericanos está nuestro abecedario, para los asiáticos uno propio, pero se han puesto a pensar alguna vez, ¿cuál es el código para hablar con nuestro creador?

Cuando Dios habla, no tiene el mismo lenguaje utilizado entre nosotros. Su lenguaje vibra con la fuerza del amor y el pensamiento, logrando escucharlo humanamente desde el corazón. Me gustaría estar conectada todo el tiempo con Dios, pero a veces por las cosas del mundo salgo de línea, porque sí, Dios usa WhatsApp, y creo que, en la fuerza del pensamiento habita en gran parte ese código, el cual estimo entender es muy variado, porque depende en gran medida de nosotros.

Algunos ya lo tendrán claro, y así como existen múltiples formas de lenguaje entre nosotros, cada uno tiene la forma propia para sintonizarse con Dios, logrando hacer su llamado con respuesta inmediata. Así que, en ese orden de ideas, Dios nos recibe el mensaje, en texto o audio, pero evita mandarlo a 2.0 de revolución, porque de esa misma forma nos escuchará y responderá.

Volviendo a la teoría, ella misma nos explica que existe algo adicional en medio de esto, que se llama ruido, que es la interferencia, por la cual entre nosotros se impide una comunicación clara, dando como resultado lo que se conoce como el teléfono roto. En esa medida, es necesario reducirlas para entablar ese diálogo con el Padre eterno. Desde mi perspectiva, el ruido está en cada uno de los aspectos que nos limitan a entrar en comunión, que es estar conscientes de esa conexión que generamos por medio de la oración, por lo cual hay que sentirla, vivirla en un estado consciente y de plenitud.

La oración puede ser concebida desde la formulación teórica de la comunicación como el canal, el medio por donde llegamos a nuestro receptor. En ese orden de ideas, y siguiendo las posturas teóricas, nosotros somos ese emisor, expresando un mensaje de alabanza, petición o perdón, pero que necesita un código que ambos, emisor y receptor, puedan entender. Para mí, ese es el pensamiento con amor, seguido del canal, el cual está en la oración, eliminando los ruidos del mundo, a través de la meditación y contemplación, hasta que, por fin, llega a nuestro mensaje a Dios, nuestro receptor, y sólo hasta cuando tenemos su respuesta, es que podemos decir, me comuniqué con Dios.

Ahora que ya sabes, que Dios usa WhatsApp, pregúntate, ¿cuántas veces lo has dejado en visto?

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