En Pascua la familia transforma integralmente a la sociedad

Los templos se han llenado. Muchos padres, madres e hijos han celebrado Semana Santa en las parroquias. Ahora en el inicio de la Pascua esperamos que sigan participando en los procesos de evangelización de la Diócesis de Santa Marta. Eso es fundamental, pues la familia es la primera escuela de formación espiritual y transformación de las personas para ser útiles a la sociedad en su dimensión integral.

Ciertamente en el ambiente familiar brotan buenos cristianos y buenos ciudadanos. Allí nacen y crecen personas con valores al servicio de todos los campos de la sociedad. En los hogares se construyen profesionales rectos, comerciantes honestos y buenos cristianos para crear un mejor tejido social. Los hogares facilitan procesos formativos y especialmente el camino espiritual.

¿De dónde sale la fuerza para crecer integralmente en la sociedad? De la Pascua, quiere decir, de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Esta es la gran fiesta del mundo católico, donde tenemos espacios significativos para vivir y meditar el misterio de nuestra salvación a través de la liturgia y la pastoral.

En esta misma línea de ideas, Pascua es un tiempo de gracia que el Señor nos concede para afianzar el sentido de la vida como peregrinos hacia la eternidad. Por consiguiente, es un tiempo de oración, alegría, ofrenda y espiritualidad cristiana, es decir, que la familia potencializa estos espacios de fe, esperanza y caridad para reconocer a Jesús como el Señor de nuestras vidas.

Todo lo dicho hasta el momento, nos lleva a recordar y a vivir la siguiente expresión: “Familia que reza unida permanece unida”. No cabe duda, que Pascua es tiempo privilegiado para vivir a Jesús resucitado unidos en familia, donde se estrechan fuertes lazos de amor, especialmente con Dios dador de la vida. ¡Bendiciones!