Etapa de la Escucha

En la casa, en el trabajo, en la cuadra, en el barrio y en muchos rincones de la vida la gente grita, agrede con palabras, golpes, gestos y silencios. Muestran la angustia que llevan por dentro y olvidan hacer un alto en el camino para escuchar al prójimo. Falta escuchar y ser escuchados.

El esposo grita a la esposa, ella le responde con un grito más fuerte, golpea la mesa, el hijo mayor trata de conciliar, pero a veces no lo logra; el niño al pedir la comida hace muecas y suelta caprichos. Entre el taxista y el pasajero hay gestos violentos, pasa lo mismo en la buseta, en la tienda de la esquina, en la peluquería, en el colegio, en la política y a veces hasta en las parroquias.

No sólo se agreden con palabras y golpes físicos. También con desprecios, traiciones e ingratitudes. A veces incluso el silencio y la indiferencia en las relaciones humanas hieren más que un puño en la cara o la descarga de un revólver en el cuerpo, y cuando hay carencia de escucha, no queda otra alternativa que la violencia interpersonal. Es importante entonces comunicarse para evitar llegar a esos extremos.

Por ello la Diócesis de Santa Marta invita a vivir la primera etapa del Plan Pastoral Diocesano, que empezó el 3 de diciembre de este año, I domingo de Adviento, y llega hasta el 24 de noviembre del 2024, en la fiesta de Cristo Rey Universal. Esta etapa se centra en la actitud de escucha, significa afinar el oído para captar con amor lo que el otro, lo que el hermano lleva en su corazón: pueden ser alegrías o tristezas, esperanzas o desesperanzas, ilusiones o desilusiones, o tal vez una amalgama de sentimientos amargos y dulces.

Primero hay que escuchar para luego discernir y tomar decisiones. No decidas sin antes discernir, mucho menos sin escuchar. En ese sentido el Plan Pastoral Diocesano será una ayuda para ti y para los samarios y magdalenenses que buscamos caminar juntos como discípulos misioneros. El creyente escucha desde la fe a Dios y al hermano, descifra y resuelve en comunidad. Nunca lo hace como isla, siempre camina en hermandad. De hecho, el cristianismo es una experiencia comunitaria iluminada por la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios verdadero y tres personas distintas, no es un dios solitario.

Copiemos el ejemplo de Samuel, el joven que supo escuchar a Dios. Empieza por ahí. “Vete y acuéstate, y si te llaman, dirás: habla, Señor, que tu siervo escucha.” Samuel se fue y se acostó en su sitio. Vino Dios, se paró y llamó como las veces anteriores: “Samuel, Samuel”. Respondió Samuel: “habla, que tu siervo escucha” (I Samuel 3, 9-10). Ahí tenemos consignada la invitación a ubicarnos en posición de escucha. Hagamos ahora lo mismo nosotros.

En consecuencia, miramos esta Etapa de la Escucha como un acontecimiento especial en la historia de nuestra Diócesis de Santa Marta, ya próxima a cumplir 500 años. Vivimos así nuevos comienzos. Ya lo decía san Gregorio de Niza, en el siglo IV: “La Iglesia va siempre de comienzo en comienzo, mediante comienzos que no tienen fin”.

Efectivamente es un doble comienzo. Por una parte, un nuevo año litúrgico, para vivir en el tiempo la presencia de Jesucristo, que ilumina con su Palabra la vida de comunitaria en proceso de escucha, porque somos una “Iglesia en salida”, que decide atender la experiencia de los demás, no sólo oyendo, sino más que eso, escuchando, es decir, afinada y empáticamente desde el corazón. Él vive y actúa en nosotros, no es un simple recuerdo, es una actualización desde la fe. También un nuevo Adviento, para revivir la venida del Señor en Belén, alimentar la esperanza en su venida gloriosa, que nos disponemos a recibir a todo momento, porque Él siempre pasa y visita nuestra realidad personal y comunitaria, desde ese punto de vista este es un camino para construir juntos el Plan Pastoral Diocesano a partir de sus tres etapas: Escucha, Discernimiento y Decisión.

Estas tres etapas son complementarias, de ninguna manera son un proceso deshilvanado, hay que entenderlas como un camino discipular, porque el seguidor de Jesús mantiene una actitud de escucha, que además discierne y decide de acuerdo al estilo del Evangelio; por ello son un proceso a partir de una construcción colectiva que nos llevará al Plan Pastoral Diocesano.

Desde este punto de vista, el Plan no sale después de que el obispo o el vicario de pastoral se sientan en un escritorio, se paran frente al computador a escribir durante varios días lo que van a presentar al resto de creyentes de la diócesis. ¡Para nada! Brota después de que durante varios años hemos vivido procesos de Escucha, Discernimiento y Decisión. Luego de escucharnos como sacerdotes y laicos; reflexionar, orar y discernir para decidir el camino y el procedimiento para anunciar la Buena Nueva de Jesús en el contexto de la Diócesis de Santa Marta.

Centrémonos en este momento en la Etapa de la Escucha, vamos a tomárnosla en serio, porque es el primer momento del proceso. Empecemos pues a escucharnos en el hogar, en la empresa, en la cuadra, en la parroquia, en el colegio y en los distintos contextos de la vida. ¿Qué tal si cada día sacamos diez o quince minutos para que la pareja, el vecino, el compañero de trabajo, el amigo o el hermano de la parroquia cuenten cómo amanecieron, cómo se sienten, cuáles son sus planes? Sería maravilloso. ¡Espero que pronto podamos escucharnos entre nosotros los que hayamos leído este artículo!