Experiencia de vida con mis hermanos Sacerdotes

Más de 400 personas asistieron a la Catedral de Valencia a la presentación del libro homenaje a Juan Miguel Díaz Rodelas: “Me amó y se entregó por mí (Gal 2,20)”; un acto presidido por Mons. Enrique Benavent, Arzobispo de Valencia y Gran Canciller de la Universidad Católica de Valencia (UCV). En la mesa presidencial, además, estuvo, Mons. Juan Antonio Martínez Camino, Obispo Auxiliar de Madrid y presidente de la Subcomisión Episcopal para las Universidades y la Cultura; el rector de la UCV, José Manuel Pagán; el decano de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer, Santiago Pons; y el vicedecano de la misma, Vicente Botella OP.

Mons. Enrique Benavent comenzó hablando de la historia de la Facultad: “A lo largo de ella, descubrimos que hay profesores que han sido fundamentales: filósofos, teólogos, exégetas, moralistas o historiadores de la Iglesia que han hecho que la Facultad de Teología tenga el nivel que hoy tiene. Juan Miguel Díaz Rodelas es uno de estos profesores fundamentales en los 50 años de historia de la Facultad de Teología de Valencia”. Posteriormente, Destacó el Gran Canciller de la UCV tres aspectos del homenajeado, que me permito resumir:

    1. Como sacerdote vivió como un auténtico hermano. Creyó en lo que significaba la auténtica fraternidad sacerdotal.
    2. Fue un gran profesor, pero un profesor con alma de pastor: su carácter de profesor no mató su espíritu de pastor.
    3. Finalmente, Juan Miguel Díaz Rodelas fue un exégeta con espíritu de predicación. Para él la exégesis estaba al servicio de la evangelización y nunca separó su estudio de la Escritura de su dedicación al anuncio del Evangelio.

Ustedes se preguntarán, hermanos sacerdotes, ¿Qué tenemos nosotros que ver con la persona de Juan Miguel Díaz Rodelas? Recordemos, que el primer retiro espiritual, recién llegado Monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval a esta diócesis, fue predicado por el padre Díaz Rodelas. Pero el motivo fundamental, por el que comparto este testimonio de vida sacerdotal con ustedes, es por el apoyo que este sacerdote nos brindó a algunos de los que estuvimos en Valencia-España, estudiando.

Hoy me permito compartir con ustedes, hermanos sacerdotes, ahora que estamos en el tiempo de la “escucha”, una pequeña parte de mi llegada a España. No fue fácil, llegué con los temores propios de una nueva experiencia que tenía que enfrentar en mi vida, pero al conocer a don Juan Miguel, sentí que Dios me lo ponía en mi camino. Descubrí en él a un hombre de Dios. Pude darme cuenta que se ganó la estima y el aprecio de todos, por sus virtudes humanas, cristianas y sacerdotales: sencillez, bondad, alegría, disponibilidad. Me cautivó de este querido sacerdote, que siempre estaba dispuesto a servir con una sonrisa estimulante.

Doy gracias a Dios por permitirme conocerlo, fue mi profesor, director de Tesis Doctoral, me acompañó a lo largo de mi proceso en España, me animó, me orientó, me corrigió cuando hacía falta. Pero, sobre todo, en él encontré a un verdadero amigo, como aquellos que menciona la Biblia: “Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro” (Eclo 6,14).

Entonces, con quién más podría compartir la alegría de este homenaje que ahora se le hace a don Juan Miguel con el libro: “Me amó y se entregó por mí (Gal 2,20)”. Pues con mi Obispo y con ustedes mis hermanos sacerdotes de esta Iglesia Particular de Santa Marta, porque con ustedes comparto ahora el sacerdocio, la fe, la misión, el testimonio y la ESCUCHA.

Un abrazo para todos.

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