“Luna de miel sacerdotal”

Estoy en mi luna de miel sacerdotal, fui ordenado el 15 de agosto de 2022. Llevo un año de ministerio; y he vivido este tiempo con alegría, trabajando diariamente con entusiasmo al frente de mi comunidad, ese rebaño que mi obispo me entregó, experimentando lo que es una navidad, una fiesta patronal, una semana santa como sacerdote.

He aprendido tanto de mis fieles. Muchos de ellos con largos años acompañando el trasegar de los sacerdotes, me han ido diciendo con sencillez cómo se es sacerdote, enseñándome la sabiduría de la vida, a partir de la maravillosa experiencia bautismal, porque los laicos también pueden enseñarnos a los sacerdotes, sobre todo con el ejemplo y la oración.

Les cuento cómo vivo un día:

Levantada, oración, ligero desayuno, revisión de despacho parroquial y compromisos, libros y partidas; atención y dirección espiritual a los laicos. No falta de vez en cuando la ida a un colegio a conversar con los docentes y profesores, a pesar de que no tengo el cargo de capellán.

Al medio día almuerzo para salir a evangelizar en corregimientos y veredas, luego regreso para celebrar la Eucaristía de la tarde, liturgia de las horas, merienda, deporte y descanso. Pido a Dios que el dulce espiritual de estos momentos especiales, nunca se acabe y que perdure como su amor por mi y por la humanidad entera.

Anécdota: un sacerdote mayor me dijo un día que me visitó: “llévala suave, vive todos los días como el primer día, pero suave, reserva fuerzas para el resto de tu vida”.