- Por: P. Jhon Manuel Trujillo Quintero
En el corazón de la Iglesia Católica, la oración al Santísimo Sacramento es un acto de reverencia y adoración a la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Por la gracias de ser rito litúrgico, esta práctica devocional nos conduce hacia una íntima comunión con el Señor, fuente última de todo amor y reconciliación.
Por ello, en el contexto de la realidad colombiana, marcada por décadas de conflicto y división, la oración al Santísimo adquiere un significado profundo y relevante. La Diócesis de Santa Marta, en la que se encuentra la Parroquia San Jacinto de Gaira y demás parroquias, no está exenta de los desafíos del país en su búsqueda de la reconciliación y la paz duraderas.
A propósito, la Biblia ofrece referencias que resaltan la importancia de la oración en tiempos de adversidad y conflicto. En San Mateo 18, 20, Jesús promete: “porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Este pasaje enseña que Cristo se hace especialmente cercana al reunirnos en oración, fortaleciendo así nuestra fe y unidad.
Dice el Salmo 85, 8: “escucharé lo que dice el Señor: Él promete paz a su pueblo y a sus amigos, siempre y cuando no vuelvan a su locura”. Captemos la voz del Señor en nuestros corazones. Sigamos sus caminos de reconciliación y perdón. Santiago 5, 16 exhorta a “confesar, pues, los pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Destaca la eficacia de la oración del justo, que no sólo trae sanación espiritual, sino también transformación y reconciliación en las relaciones con los demás.
San Mateo 5, 9 Jesús dice: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.” Como hijos e hijas de Dios, asumamos la responsabilidad de construir paz en nuestra sociedad, comenzando por nuestras propias comunidades y extendiéndonos a todo el país.
La carta apostólica “Pacem in Terris”, de San Juan XXIII, expresa “que la paz es fruto de la justicia, la solidaridad y el respeto mutuo”. Imploramos al Santísimo, que infunda el deseo sincero de buscar la justicia y construir un mundo donde vivamos en armonía. Además, afirma la importancia de la oración como medio privilegiado para buscar la paz y la reconciliación. En su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, el Papa Francisco recuerda que “la oración nos abre a la acción del Espíritu Santo, quien nos inspira a trabajar incansablemente por la justicia y la reconciliación en el mundo”.
Por tanto, en la Parroquia San Jacinto de Gaira, y en toda la Diócesis de Santa Marta, la oración al Santísimo es un instrumento poderoso para implorar gracia divina sobre nuestra nación. Nos reunimos ante el Santísimo Sacramento para suplicar por la reconciliación de los corazones heridos, por la conversión de quienes siembran discordia y por la paz que solo Dios puede conceder.
Que la oración al Santísimo sea acompañada por el compromiso activo de trabajar por la reconciliación y la justicia en la sociedad. Seamos portadores de la luz de Cristo en medio de las tinieblas del conflicto, sembrando semillas de amor y perdón donde haya odio y resentimiento. Encomendemos nuestras intenciones al Santísimo Sacramento, confiando en que su gracia transformadora nos guiará por el camino de la reconciliación y la paz, en Colombia y en cada rincón del mundo necesitado de redención.
Oremos juntos:
Santísimo Sacramento, fuente de amor y reconciliación, derrama tu paz sobre nuestra querida Colombia, que los corazones endurecidos se ablanden con tu gracia, y que las divisiones sean sanadas por tu misericordia. Bendice a nuestros líderes con sabiduría y discernimiento, que busquen la justicia y la paz en sus decisiones; fortalece a quienes trabajan incansablemente por la reconciliación, concédeles fuerza y consuelo en su noble labor. Que nuestras comunidades sean oasis de paz en la discordia, donde reine el amor fraterno y el respeto mutuo, que nuestras vidas sean testimonios vivos de tu amor redentor, que transforma corazones y renueva la faz de la tierra. Esto lo pedimos a ti, oh Santísimo Señor. Amén.