Tiempo para celebrar a Cristo y defender nuestra doctrina católica

En pascua celebramos a Cristo resucitado, vencedor del pecado y la muerte. Él al igual que a los apóstoles también se nos revela a través de su Iglesia y de manera especial en la asamblea reunida para vivir los sacramentos. En la resurrección encontramos la fuerza para salir a defender esta experiencia de fe.

Dentro de esta revelación de Cristo vivo, la Eucaristía es un momento sublime. Allí se nos da como el mayor de los dones y no en vano la liturgia de la Palabra lo recalca con los “Yo soy” (Jn 7, 28). Biblia en mano, citemos siete textos interesantes en los cuales experimentamos plenitud:

    1. Yo soy el Pan de vida: Jn 6
    2. Yo soy el Buen Pastor: Jn 10
    3. Yo soy la Resurrección: Jn 11, 25
    4. Yo soy la vid: Jn15
    5. Yo soy la puerta: Jn 10, 7
    6. Yo soy la luz: Jn 7, 12; Jn 9, 5

Yo soy el camino, la verdad y la vida: Jn 14, 6

Ahora hermanos, ante esta revelación amorosa del Señor Jesucristo, quiero detenerme para hacer un llamado desde la fraternidad a toda la Iglesia particular de Santa Marta, para conocer, amar, salvaguardar y celebrar nuestra fe y de manera especial el sacramento de la Eucaristía.

En la carta de Pedro 3, 15 leemos: “Al contrario, den culto al Señor, en nuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que nos pida razón de nuestra esperanza”. Lo mismo pide 2 Cor. 10, 4 – 6. Les recomiendo anotar y leer todos estos textos, porque en ellos encontramos herramientas para fortalecer y defender nuestra fe.

Pues, de acuerdo a (2 Cor. 10, 4 – 6): “nuestras armas no son las humanas, sino que tienen la fuerza de Dios para destruir fortalezas, todos esos argumentos y esa soberbia que se opone al conocimiento de Dios. Haremos todo pensamiento cautivo para someterlo a Cristo”.

Hagamos oración, pidiendo el don del Espíritu Santo para practicar nuestras obligaciones de cristianos verdaderos, ya que el bautismo nos dio la gracia de ser sacerdotes, profetas y reyes. El mismo Señor en Jn 14, 25-26 y Mc13,11 dice: “El Espíritu Santo les enseñará, les mostrará, los guiará”. Él se nos da como consolador que guía y sustenta nuestra oración.

Oremos con urgencia, porque falsas doctrinas dañan a las familias cristianas católicas. Hoy un hogar puede ser orante, de misa, de actos piadosos, pero con poca formación doctrinal. Ese mismo hogar, mañana, con la influencia de grupos y doctrinas ilusorias se aleja y empieza a detestar a la verdadera Iglesia y sus verdades de fe.

Enfatizo, necesitamos formación y conocimiento profundo de nuestra Iglesia y su recta doctrina. Tan carentes de formación estamos, que muchos hoy pertenecen a grupos y movimientos distintos a la Iglesia de Cristo, porque con unas cuantas citas bíblicas fundamentalistas les convencen para alejarse del camino católico.

Ante este tema no nos podemos quedar callados ni con los brazos cruzados. Hoy tenemos una oportunidad muy especial y es la Etapa de Escucha previa al Plan de Pastoral Diocesano, que será, les aseguro una herramienta útil y eficaz para empezar a formarnos desde nuestra realidad samaria y magdalenense.

No podemos caer en el juego de esta sociedad permisiva, que nos lleva a guardar silencio y no defender la verdad, la Iglesia, la doctrina que no es otra cosa, que el mismo Cristo al que vamos a defender. Ánimo te invito a conocer, amar, vivir y celebrar el amor de Cristo vivo y resucitado en esta la Iglesia a la cual pertenecemos por la gracia bautismal.